Luisa Bertiato
Buenas tardes don Pascual Chávez y a todos vosotros hermanos y hermanas de la Familia Salesiana!
Me llamo Luisa Bertiato y nací en Mestre (Venecia) el 2 de abril de 1981, el mismo día que Domingo Savio, hija de Gianni y Sandra, dos Salesianos Cooperadores. Soy la mayor de cuatro hermanos: Francesco, de 31 años, María de 27, y Ángela, de 23.
Soy licenciada en Ciencias de la Educación-Pedagogía y en Servicio Social: ¡soy una educadora y ejerzo como asistente social! Trabajo para una fundación privada que se ocupa principalmente de los huérfanos de los médicos, farmacéuticos y veterinarios que han sido contribuyentes de la Fundación. Más específicamente, me ocupo de jóvenes estudiantes desde 0 a 30 años de la zona noroeste de Italia llamada Triveneto: actualmente son casi 600. Es un trabajo muy salesiano, aunque el ambiente sea laico.
Doy seguimiento a los jóvenes ya sea en la parte burocrática del acceso a las prestaciones y para la contribución anual, como en ayudarles en la elección de las escuelas superiores o de la Universidad, intentando apoyar les en las dificultades que tienen al relacionarse con la familia, los profesores o los amigos. Intento tener una atención especial por las familias con un chico o chica con diversidad funcional o cuando un progenitor queda viudo o viuda a una edad joven y con hijos pequeños: por ejemplo tengo el hábito de hacer una ronda de llamadas en los períodos "tranquilos" del año en los que puedo invertir tiempo para dialogar con estas familias que a menudo son las más frágiles y que encuentran, aún en una simple llamada, un momento de alivio y desahogo. Además dos veces al año visito toda la provincia del Triveneto para encontrarme con las familias atendidas en cada lugar: es muy bonito cuando los chavales vienen a mi encuentro aunque sólo sea para saludarme, para una charla o para agradecerme los consejos útiles... A menudo me siento como una hermana mayor con la que ellos pueden contar o en la que confiar en una gran familia que va más allá de los vínculos de sangre. Y no me es difícil pensarlo viendo que tengo bien claro el ejemplo de lo que para mí es la Familia Salesiana!
Frecuento los Cooperadores desde que mi hermano y yo con uno o dos años corríamos por los pasillos del Astori de Mogliano o mientras paseábamos por los prados del Colesin en Cencenighe mientras nuestros prados participan en los encuentros. Nuestro salesiano de referencia, mi "don Bosco", era un ex profesor de francés de mi padre, don Bruno Martelossi, que mi papá había conocido cuando, tras un accidente de trabajo de mi abuelo que lo dejo muy grave y debilitado, fue enviado con sus dos hermanos al colegio salesiano en Castello di Godego.
Don Bruno y don Gianni (Filippin) fueron los primeros salesianos que yo conocí desde pequeña. Siempre me ha impresionado su disponibilidad, el afecto que traslucía en su mirada y en sus acciones y el ambiente salesiano que experimentaba desde niña tenía sobre mí una atracción muy fuerte...tanto que ya entonces pensaba que habría querido ser cooperadora de mayor (aunque es habitual que los niños de pequeños siempre quieran seguir las huellas de sus progenitores)
Seguidamente, como papá por motivos de trabajo debía mudarse a menudo, toda la familia lo seguía en los diversos destinos... Más allá del hecho que nuestra familia crecía en número y tras, el nacimiento de mi hermana María, su presencia en el grupo de Cooperadores era menos asidua ya fuera por la distancia o por la organización de "nuestra tribu" de seis personas.
Y mi pasión por los jóvenes y por la animación era tan fuerte que a los 15 años empecé a hacer de animadora en ACR en la parroquia de Pozzolo di Camponogara (VE) (- lo había intentado en tercer curso de enseñanza media, tras la confirmación, pero me dijeron que era demasiado pequeña :o). ¡Bien que recuerdo cuanto más me divertía haciendo de animadora que siendo animada! No había una casa o un oratorio salesiano cerca de donde vivíamos para poder participar en las actividades así que decidí, entre yo y yo misma, llevar la "salesianidad" en las actividades para jóvenes que eran para mí accesibles en la parroquia de mi vicaría de pertenencia.
En la escuela media asistí a la escuela “Don Bosco” de Padua de las FMA.
Empecé el instituto en el Marchesi de Padua y concluí el trienio en el Liceo Tiziano de Belluno.
En Belluno hemos encontrado nuevamente a los salesianos: como indicado ante, moverse los seis era tarea difícil y por tanto la lo era también la asistencia de mis padres al grupo de cooperadores. En Belluno, había una parroquia y un instituto salesiano donde han retomado su asistencia y donde yo empecé a dar catequesis, a pesar de que no era nuestra parroquia de residencia. Durante muchos años he participado en la Fiesta de los jóvenes con Belluno y a los 17-18 años asistí a los cursos de animadores organizados por el MJS que luego ponía en práctica en mi parroquia.
En 2000 inicié la universidad en Padua donde me inscribí en Ciencias de la Educación. En 2004 me inscribí en una segunda carreras en Políticas y Servicios Sociales que acabé en el 2007.
Durante las vacaciones de carnaval, el 27 de febrero de 2001, fui a encontrarme con don Bruno invitada por él ya que tenía curiosidad por saber cómo había ido mi experiencia como voluntaria en la Jornada Mundial de la Juventud durante el jubileo de Roma durante el verano anterior.
Yo esperaba poder iniciar mi recorrido como cooperadora; pero en su lugar don Bruno me habló de un grupo de jóvenes que a nivel inspectorial irían ese verano a los lugares de S. Francesco di Sales y a Turín a los lugares de don Bosco.
¡Ese verano inició mi aventura con los Exalumnos! Primero en Francia y luego en Turín, posteriormente en Lourdes y Barcelona el verano siguiente, posteriormente Vicepresidenta de la Unión de Mestre del 2003 al 2007, el 2007 Vicepresidenta Regional y al final Vicepresidenta Nacional Joven del 2009 hasta el 2013.
Del 2002 al 2013 he tenido el rol de Vicepresidenta Joven, partiendo de la realidad local (2003-2007) hasta la realidad nacional (2009-2013): ha sido una experiencia enriquecedora porque he podido experimentar la grandeza de carisma salesiano en diversas realidades vénetas e italianas y en la que he encontrado a los adolescentes y jóvenes que viven en las casas y oratorios que frecuentan..., pero en la que también he encontrado algunas dificultades en esta asociación a veces más atenta a la estructura que a la misión... Y eso hace difícil que los jóvenes se reconozcan dentro de esta asociación donde su ausencia se convierte en la causa y efecto del envejecimiento de la Asociación que no obstante ¡no deja nunca de demostrar su amor filiar por Don Bosco!
Me he encontrado recorriendo Italia (¡y no solo!) acompañada y apoyada (y puede que también soportada ;o) del entonces delegado nacional don Enrico Peretti: hemos trabajado por una mayor conciencia del rol de los Antiguos Alumnos, ¡insistiendo en la formación y el compromiso en cosas concretas! He crecido y he obtenido mucha experiencia en el ámbito de la organización y en el intercambio de ideas...pero nunca he dejado de pensar en llegar a ser un día Salesiana Cooperadora...
Hasta que el 24 de enero de 2011, después de la experiencia de las Jornadas de Espiritualidad, participo, a invitación del vicario inspectorial don Jean Rebellato, en un encuentro vespertino de los Salesianos Cooperadores de Padua...que me ha llevado hasta el pasado 31 de enero de 2013, ¡día en el que pronuncié mi promesa!
No soy capaz de pensar en mi vida sin el estilo salesiano, lo demuestra también mi elección laboral como asistente social (que adoró y que tengo la suerte de desarrollar con y para los chavales): he participado en la Acción Católica, en la Diócesis de Padua, con los jesuitas... pero sólo en las casas salesianas me siento de verdad en Familia! ¡Desde la casa salesiana de Mestre a la de Santo Domingo o de Santiago de Chile, desde Bélgica a Eslovaquia!
Estoy muy orgullosa de ser hija de don Bosco y me emociono cuando pienso en mi pertenencia al Movimiento Salesiano, ¡del que me siento parte viva en cuanto miembro de esta gran Familia Salesiana!
PREGUNTAS
¿Cómo la Familia Salesiana puede ayudar al grupo de Antiguos Alumnos a "renacer" intentando superar la burocratización de la estructura de la asociación e insistir más en el "hacer familia"?
Partiendo directamente de su experiencia vital, querido don Pascual, ¿qué sugerencias concretas, quizás con alguna anécdota vivida, daría a la Familia Salesiana para superar los contantes y diferencias que los varios grupos de la FS sienten y que les hacen más difícil la convivencia y el compartir?
Intervento di Paolo e Marina Surrentino
Siamo Marina e Paolo, sposi dal 2002, salesiani cooperatori di Latina.
Collaboriamo con un’associazione di volontariato del territorio dove risediamo, che si occupa di disagio giovanile e minori in difficoltà, tramite un progetto di doposcuola popolare, di animazione in case famiglia e di affido familiare.
Sentiamo che la nostra vita coniugale, tra i tanti limiti personali e difficoltà quotidiane, è costantemente accompagnata dalle benedizioni del Signore.
Sin da giovani e come coppia siamo stati attratti dalla spiritualità salesiana: il primo annuncio e la crescita nella fede di un Dio-Amore, misericordioso, vicino ai giovani; l’esperienza ecclesiale giovanile, la presenza e l’amicizia di educatori significativi, sempre più hanno plasmato le nostre menti e il nostro cuore della gioia, del senso della vita e dell'entusiasmo per donarla agli altri, aiutandoci anche a superare i momenti bui, le difficoltà e le croci personali e della vita di coppia.
Vocazione Missionaria: è il progetto di Dio?
Come coppia abbiamo vissuto un’esperienza di volontariato missionaria salesiana in Syria nel 2005 e una ad Haiti di 4 mesi nel 2010, nell’immediatezza dello sconvolgente terremoto.
Al rientro dalla missione in Haiti, eravamo convinti che il Signore ci stesse chiamando ad iniziare una nuova vita. Ci siamo messi quindi alla ricerca delle modalità concrete con le quali poter ripartire e farlo in modo definitivo, come famiglia missionaria. La situazione si presentava però alquanto complicata.
Dopo poco Marina è dovuta rimanere per diversi mesi ferma, letteralmente, per un’ernia al disco. Abbiamo intravisto in questo STOP forzato la volontà di Dio e ci siamo ancora una volta interrogati su quale fosse il progetto per noi. Convinti che la nostra strada fosse la missione internazionale, pur vivendo un grande dolore per non avere figli, non volevamo tentare la strada dell’adozione.
Doveva essere il Signore a decidere quella fosse la strada, così nel luglio del 2011 abbiamo presentato domanda di Adozione Nazionale. Conoscendo la situazione delle adozioni nazionali in Italia, eravamo sicuri che la nostra domanda sarebbe finita in un cantuccio sotto la montagna di altre domande e così noi, con l’anima in pace, saremmo potuti ripartire.
Giovani Poveri e Abbandonati: da Facebook a casa nostra
A novembre del 2011 però, continuando a svolgere volontariato in una casa famiglia, una situazione imprevista ci tocca profondamente. Uno dei ragazzi ormai quasi maggiorenne fugge e non dà più notizie di sé. E’ un ragazzo di origine Rom, nato in Italia, che all’età di 7 anni ha visto morire violentemente il padre, collocato in una casa famiglia strappato dalle sue tradizioni culturali e sociali. Ha visto allontanare da se gli altri fratelli più piccoli, dati in adozione, e ha visto la madre disinteressarsi man mano di lui.
Abbiamo avuto la “fortuna” di intercettarlo tramite il tanto temuto FACEBOOK e con l’autorizzazione dei servizi sociali e l’aiuto dell’associazione di cui facciamo parte, PONTIRETI onlus, proporgli di sistemarsi a casa nostra, per accompagnarlo a trovare una propria autonomia affettiva, economica e di vita. A quel tempo, quando lo abbiamo accolto per lo stato italiano era una presenza illegale: minore straniero, con una denuncia di fuga, con la sola registrazione all’atto di nascita e senza che nessuno mai si fosse preoccupato di fornirgli una documentazione legale!
Come coppia fremevamo ad accogliere un ragazzo in casa per donare e riversare in lui l’entusiasmante esperienza della spiritualità salesiana che sin da giovani avevamo ricevuto.
Da allora Roberto è ancora con noi nella nostra casa, ha conseguito un diploma di scuola superiore e, contrariamente a quanto predetto dai servi sociali, perfettamente integrato negli affetti e nel tessuto sociale della città.
«I progetti di Dio non coincidono mai con i progetti degli uomini»: Papà e Mamma
Nel frattempo la pratica di adozione non era rimasta sepolta andando avanti fino al colloquio finale, con il giudice onorario. Come immaginavamo, nel colloquio ci era stato chiaramente detto che, avendo Roberto a casa, un caso già difficile e complicato, difficilmente ci sarebbe stata la possibilità che il Tribunale andasse a sconvolgere ulteriormente la nostra famiglia e l’equilibrio precario appena instaurato affidandoci un altro minore in difficoltà.
Uscendo dall’udienza eravamo ancora più convinti che la nostra missione era diventata il dedicarci incondizionatamente a Roberto.
Chiamando il nostro direttore spirituale le sue parole, impresse nella nostra memoria, furono: «i progetti di Dio non coincidono mai con i progetti degli uomini».
Ed infatti, dopo appena una settimana, il Tribunale ci chiamò per una proposta di abbinamento! Così l’8 giugno del 2012, giorno del nostro decimo anniversario di nozze, nella nostra casa è arrivato Angelo, di nome e di fatto, di 12 anni.
Anche questo “avvento” non è stato un “parto” indolore, diverse persone e specialisti con i quali ci siamo confrontati prima di procedere alla conoscenza di Angelo, ci avevano fortemente sconsigliato di accettare l’abbinamento, ma nel nostro cuore di salesiani cooperatori risuonava ben più forte la frase del salesiano Don Attilio Strà: «se non ci pensiamo noi salesiani a questi ragazzi, chi lo fà?». Nonostante i nostri limiti, le insicurezze e le contingenti difficoltà economiche, dalla nostra parte avevamo la consapevolezza e la certezza che se Angelo fosse un dono del Signore, dovevamo contare sul Suo infallibile aiuto ed accoglierlo senza riserve nella nostra casa!
E così, da un anno e mezzo, Angelo vive con noi, perfettamente integrato nella scuola, nelle amicizie, in tutte le attività e, proprio nei prossimi giorni, dovrebbe entrar a far parte, anche ufficialmente, della nostra famiglia! Quella realtà dove Dio ci ha indicato l’essere chiamati a vivere come Mamma e Papà.
Domanda per il Rettor Maggiore:
Come coniugi salesiani cooperatori, abbiamo sperimentato che la nostra Famiglia è stata chiamata a vivere la dimensione della Chiesa Domestica come Oratorio Domestico: accoglienza, apertura alla vita, educazione alla fede, incontro nell’amore. Ma così come il cortile dell’Oratorio, anche noi dobbiamo confrontarci con le sfide del quotidiano: il lavoro, le esigenze personali e reciproche, i litigi. Sfide che donano momenti di profonda gioia ma anche momenti di vero e profondo scoraggiamento, di tristezza e di senso di inutilità. Sfide che rischiano di erodere il tempo e le possibilità per curare la nostra direzione spirituale, la formazione e la spiritualità di Sposi. Ci rendiamo infatti conto che senza di questo diventa difficile far maturare la nostra fede ed amare incondizionatamente e gratuitamente come facevano don Bosco e Mamma Margherita. Senza di questo è sempre più difficile, nonostante tutto l’amore che portiamo nel cuore, far vivere a questi ragazzi, feriti nel corpo e nell’anima da adulti incapaci di amare, la consapevolezza di essere amati da noi ma ancor di più dal Padre celeste.
Come si può concretamente curare l’equilibrio e l’armonia delle varie dimensioni formative, come sposi, come genitori, come salesiani cooperatori, come educatori, in una società che sempre più emargina la dimensione del trascendente, dimensione di vera maturazione umana?
Querido don Pascual,
Esta reflexión que quiero compartir contigo es una reflexión sobre mi vida de cristiano, joven Salesiano Cooperador, animador del Movimiento Juvenil Salesiano en el oratorio Borgo Ragazzi don Bosco de Roma y coordinador nacional italiano del Movimiento
Jesús y don Bosco han sido, en sus respectivas proporciones, dos faros en mi vida desde la infancia, por sus méritos y también debido a la bella familia en la que he nacido y crecido. Recuerdo aún el entusiasmo con el que leía de pequeño la historia ilustrada de Juan Bosco y Domingo Savio.
En estos 25 años de “ya y no todavía” me he sentido acompañado en un intenso camino de alegría y dificíl pero continua áscesis, hacia el alto monte de Dios pero también hacia los hermanos y las profundidades del corazón. De diez años a esta parte, sobre todo, la Espiritualidad Salesiana ha representado el paradigma que he podido tener de referencia en este recorrido de gracia
Tres dones sobre todo reconozco haber recibido de esta Espiritualidad: la centralidad de los Sacramentos, la importancia del hoy, de lo cotidiano, para la vida del alma y la propuesta de la santidad juvenil.
Siento que todos estos elementos me han dado un corazón nuevo y unos ojos nuevos.
Hoy, al escuchar y observar a los jóvenes que el Señor me pone al encuentro en el oratorio y en el Movimiento Juvenil Salesiano, este corazón nuevo y estos ojos nuevos parecen decirme que hay una renvada necesidad de recibir la propuesta de hacer elecciones fuertes, radicales para nuestra vida de cristianos y salesianos, que hagan de lo cotidiano no un espacio de rutina mediocre, sino un tiempo de santificación.
La mayor gloria de Dios y la salvación de las almas. Nada más debe encontrar hueco en los objetivos de nuestra vida cristiana y salesiana. Pero aquello que quiero preguntarte, don Pascual, es ¿cuáles pueden ser las elecciones radicales y fuertes que proponer y aún antes testimonar a jóvenes tibios o indiferentes para convencerles de la centralidad de estos objetivos?
¿La radicalidad de la pobreza? ¿Del espíritu misionera sin ahorros? ¿Que otras declinaciones de la radicalidad del Evangelio?