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Proyecto: | Obra Social TACURÚ |
Fecha de Fundación: | 1981 | |
Lugar: | Uruguay | |
Inspectoría: | Uruguay (URU) | |
"Lo nuestro empieza como jugando, allá por el año 81, reuniendo los fines de semana a la muchachada que tenía entre diez y quince años, y trabajaba en la calle, lustrando zapatos, cuidando coches o vendiendo cosas en los ómnibus. De ahí tomó el nombre TACURÚ, porque así se llama una hormiga pequeñita y muy trabajadora. Reuníamos a los gurises para jugar, darles catequesis o tener alguna reunión formativa y tomar una merienda". Con esas palabras, el entonces director de esta presencia salesiana, comenzó su exposición ante la Comisión de Derechos Humanos de la Junta Departamental de Montevideo, a fines de 1995. Como él explicó entonces, ese primitivo oratorio festivo propuesto por los seminaristas salesianos, fue creciendo. Ahora, luego de algunos trasplantes como los repollos de Don Bosco y más de veinte años de historia, volvemos a presentarla ante un auditorio mucho más grande. LA ZONA Los niños y jóvenes menores de 20 años son más de la mitad de la población. Para ellos, aunque existen varias escuelas superpobladas en la zona, no hay instituciones de enseñanza media ni de capacitación laboral. Para más de mil quinientos niños, adolescentes y jóvenes, TACURÚ es una respuesta. LOS PROYECTOS TACURÚ está presente en dos obras, ubicadas sobre la calle principal de la zona, y prácticamente en los extremos de su área de influencia. Volcada hacia el oriente, la Escuela de Oficios Don Bosco Aofrece cursos trienales, prácticamente gratuitos, de capacitación en carpintería, cocina, corte y confección y electricidad a más de 200 adolescentes. Sin embargo, los docentes no se conforman con ofrecer un recurso para ingresar al mundo laboral, sino que están comprometidos con la educación, sabiendo que ésta "es cosa del corazón". Por eso, si pudieran, los muchachos se quedarían todo el día: "aquí me siento bien". En el otro lado del barrio, la Casa Tacurú ofrece otras oportunidades formativas. Las presentaremos ordenadamente, según la edad de sus destinatarios, aunque algunas parecen invadirlo todo. Durante los fines de semana, la Casa no está vacía. El Oratorio Festivo convoca, sábado a sábado, a unos 120 niños y preadolescentes. Se advierten las mismas risas, los mismos juegos, los mismos recursos educativos de Valdocco que los salesianos conocen de toda la vida. Y un poco más tarde, comienza el Centro Juvenil, abierto a 40 adolescentes, donde la experiencia asociativa se completa y maduran los compromisos apostólicos. El resto de los días, todas las tardes, cuando las escuelas cerraron sus puertas, junto a la Casa, comienzan a reunirse unos 180 niños y adolescentes aguardando a sus educadores, los de la Escuela de Deportes. Organizados por categorías según su edad (desde los 8 hasta los 15), aprenden, practican, y hasta entrenan y compiten en alguna liga de fútbol infantil. Deporte, charla durante la merienda preparada por algunos padres, y vuelta a casa, ordenadamente. Pero no es sólo fútbol. Algunos, mayores, compiten en deportes olímpicos, y conquistan medallas dentro de sus categorías. Al mediodía se habían ido los que participan del Apoyo Pedagógico. Son más de 50 escolares en situación de vulnerabilidad social, que durante la mañana estuvieron acompañados pAor un equipo multidisciplinar de educadores y técnicos. Más que por el acompañamiento en la tarea escolar, el "apoyo" se caracteriza por la integralidad de su propuesta: recreación, música, computación, deportes, paseos, desayunos, campamentos, reuniones con los padres, vinculación con las escuelas. Y los frutos se ven: los chicos, que al comienzo del año escolar parecen condenados a repetir el curso, lo aprueban exitosamente, año tras año. Casa Joven es una propuesta para 45 adolescentes. Talleres, computación, salidas, reuniones, campamentos. Son seleccionados entre más de un centenar, atendiendo principalmente las carencias que arrastran de su medio familiar. Continentados por otro equipo, aprenden a convivir con otros chicos, a compartir la vida y las actividades, a descubrir -en esa edad difícil- que la mayor riqueza de la edad está en saber aprovecharla para ser persona. El proyecto Adolescentes Mayores reúne a 44 muchachos. A ellos, y a los educadores que los acompañan, Tacurú confía mil tareas: los vemos ayudando en la cocina, o trabajando en la quinta; colaboran en la fabricación de rejas para todo el perímetro de la obra, o en el afirmado de un piso. Y pasan por el salón de la maestra, y por la clase de informática, y participan en retiros, paseos y campamentos… Su esfuerzo y colaboración con la obra tiene dos tipos de reconocimiento: económicamente, reciben un viático que aprenden a gastar y a compartir con sus familias. Institucionalmente: al cumplir los 18 años, la edad tope para participar en el proyecto, tienen preferencia para insertarse en el proyecto de Convenios Educativo-Laborales. Hace algunos años, el gobierno municipal lanzó una política de Convenios educativo - laborales dirigida a organizaciones de promoción de la juventud más carenciada. Tacurú aprovechó la propuesta. Gracias a dichos cAonvenios, alrededor de 500 jóvenes mayores de 18 años y sin oportuniddes, son contratados pro tempore para realizar tareas al servicio de la comunidad (mayoritariamente, barrido de las calles de una amplia zona de la capital), a cambio de una remuneración apropiada y del compromiso de formarse y de capacitarse para poder insertarse definitivamente en el mercado laboral. Dicha experiencia de convenios, que Tacurú amplió a otras organizaciones públicas y privadas, resultó sumamente satisfactoria. La exigencia de que los jóvenes incluidos en los Convenios educativo - laborales se capaciten, generó iniciativas de capacitación fuera de Tacurú, que no bastaban al grueso de los muchachos. Por eso, con el patrocinio de de la ONG salesiana de Bologna “Amici dei Popoli” y la financiación de la Unión Europea, se creó el Centro de Capacitación. Actualmente, en su séptimo año de vida y luego de una breve interrupción, este centro ofrece formación integral y capacitación en sanitaria, reparación de vehículos de dos tiempos, electricidad, informática y cerámica. En él participan más de 80 jóvenes, de los cuales, quienes no finalizaron el ciclo escolar pueden hacerlo y recibir un diploma oficial, según otro acuerdo con el organismo rector de la educación pública. Por último, vale la pena recordar un servicio nada menor: el comedor. El sacrificado equipo de cocina y panadería, ofrece diariamente cerca de trescientos almuerzos gratuitos a quienes participan en proyectos institucionales y se acerquen al mediodía. Información complementaria |
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