“SERÉIS MIS TESTIGOS...
HASTA LOS CONFINES DEL MUNDO” (Hch 1,8b)
Presentación de la Región Italia – Medio Oriente
Noticias de Familia – El significado de esta carta – Dos acontecimientos que valorizar – En señal de reconocimiento – La situación de Italia – La situación del Medio Oriente – La Región desde el punto de vista salesiano. 1. El personal. 2. Las presencias salesianas. 3. Tipología de las presencias. 4. Algunos subrayados obligados. 5. Las Comunidades Salesianas. Cantidad y calidad. 6. La Familia Salesiana. 7. Participación y formación de los Seglares: recursos y problemas. – Los grandes desafíos de la Región. 1. La situación vocacional. 2. Reajuste y recolocación. 3. La formación continua. 4. La presencia salesiana en Medio Oriente. – Líneas de futuro. 1. Repensar nuestra propuesta educativa pastoral. 2. Redefinir con valor la presencia salesiana en Italia. 3. Calificar el camino de formación para nuestros colaboradores seglares. 4. El apoyo a la Inspectoría del Medio Oriente. 5. Valorización de los lugares salesianos. - Estoy cerca de todos vosotros – Para concluir.
Roma, 25 de marzo de 2004
Solemnidad de la Anunciación del Señor
Queridísimos hermanos:
Os
saludo con el afecto de siempre, porque os llevo en el corazón. Han
pasado tres meses desde mi última carta, en la que os invitaba a
contemplar a Jesús con la mirada de Don Bosco, y desde la comunicación
del “Aguinaldo 2004”, en el que llamaba a toda la Familia Salesiana a
“proponer con convicción a todos los jóvenes la alegría y el compromiso
de la santidad, como alto grado de vida cristiana ordinaria”.
Noticias de Familia
Han sido, éstos, meses intensos en los que han sucedido también algunos
hechos importantes para nuestra Congregación. El primero ha sido el
nombramiento por parte del Santo Padre de Don Luc Van Looy como Obispo
de la Diócesis de Gante, en Bélgica. Este nombramiento nos ha llegado
como una nueva expresión de la estima que la Santa Sede tiene de la
Congregación Salesiana, pero al mismo tiempo nos ha privado de la
persona de Don Luc, que llevaba la responsabilidad de Vicario del
Rector Mayor. Deseo desde estas páginas renovarle a él mi
reconocimiento personal y de todos vosotros por el gran servicio hecho
a la Congregación Salesiana, primero como misionero y Delegado en la
Inspectoría de Corea, luego como Consejero General para las Misiones,
después Consejero General para la Pastoral Juvenil y, finalmente,
durante ocho años, Vicario del Rector Mayor.
Como consecuencia de su nombramiento, después de haber interpelado al
Consejo para una consulta que me pudiera ayudar en el discernimiento,
he nombrado a Don Adrián Bregolin como nuevo Vicario del Rector Mayor
y, en un segundo momento, he procedido al nombramiento de Don Pier
Fausto Frisoli como nuevo Consejero para Italia y Medio Oriente.
También a ellos mi agradecimiento por haber aceptado estos cargos y la
expresión de mi confianza para un trabajo salesiano fecundo y eficaz.
El Consejo General ha vuelto así, en la fase conclusiva de la sesión
invernal, a completarse en el signo de la unidad y de una plena
colaboración.
Otro hecho importante, del que quiero haceros partícipes, es la
convención estipulada entre la Secretaría de Estado del Vaticano y la
Congregación Salesiana para la dirección del “Instituto Ratisbonne” en
Jerusalén. La sede de este Instituto que, durante tantos años ha sido
sede del “Centro de Estudios Judío-Cristianos”, ha sido confiada por un
período de unos 50 años, renovables, a la Congregación Salesiana y
será, a partir del próximo año, la nueva sede del Estudiantado de
Teología, hasta ahora en Cremisán. En esta propuesta, presentada
directamente por la Santa Sede, hemos acogido la posibilidad de
calificar esta nuestra presencia formativa en favor de hermanos
estudiantes de todas las regiones salesianas del mundo. Gradualmente la
enseñanza pasará de la lengua italiana a la inglesa. La colocación en
Jerusalén debería favorecer el contacto con los otros Centros de
estudio teológicos o bíblicos y, al mismo tiempo, la Casa podría llegar
a ser un significativo punto de referencia para promover iniciativas
específicas de formación, también temporales, de hermanos de las
diversas Inspectorías.
El significado de esta carta
Con esta carta quiero iniciar la presentación de las ocho Regiones del
mundo salesiano, como ya os había anunciado. Alternaré –como he venido
haciendo hasta ahora- esta serie sobre las Regiones con otras cartas de
reflexión más seria sobre nuestra espiritualidad. Esto podrá ofrecer a
todos vosotros una panorámica general y actual de la situación de
nuestra Congregación en los diversos continentes y contextos, os
ayudará a crecer en el sentido de pertenencia y os hará cada vez más
agradecidos y corresponsables.
La primera Región que presentaré es la de Italia
y Medio Oriente. Me parece justo comenzar por esta Región, que representa
la patria de Don Bosco y del Carisma Salesiano. La cita bíblica de la
que he tomado el título es muy elocuente. Se trata de una afirmación en
el contexto de la Ascensión del Señor Jesús, el cual no vuelve al Padre
sin haber antes anunciado la venida del Espíritu, que será, además del
don, la “prolongación” misma de Cristo, y sin haber dado a sus discípulos
como misión la de ser sus testigos y haberles indicado como campo todo
el mundo, comenzando por Jerusalén “hasta los confines del mundo”.
Análogamente, los primeros discípulos de Don Bosco recibieron su
“espíritu” y, alentados por un potente dinamismo aprendido de nuestro
amado fundador y padre, sin nostalgia en el corazón y con su misma
pasión educativa, se esparcieron por toda la tierra prolongando en el
tiempo y en la historia su misión en favor de los jóvenes,
especialmente “los más pobres, necesitados y en peligro”. Así la
historia del padre se ha seguido y se continúa prolongándose en la vida
de sus hijos en todos los continentes, formando una fuerte unidad; al
mismo tiempo, ha dejado lugares y acontecimientos que son punto de
referencia y criterio de autenticidad. Así la diversidad de los
contextos enriquece el carisma con formas siempre nuevas de expresión,
y éstas encuentran su unidad en la identidad carismática.
Dos acontecimientos que valorizar
Al comienzo de esta carta no puedo, sin embargo, pasar por alto dos
hechos que considero verdaderamente significativos para toda nuestra
Familia Salesiana.
El primero es la peregrinación de las Reliquias
de Santo Domingo Savio por las diversas regiones de Italia. Mientras
os estoy escribiendo, la urna del joven Santo ha terminado su paso por
las tierras de Liguria y de la Toscana en un clima de grande y sentida
acogida. En estas primeras etapas han sido millares las personas que han
querido hacerse presentes en las celebraciones o en cualquier momento
de oración junto a la urna de este pequeño “gran” Santo o, para usar las
palabras de Pío XII, de este “pequeño gigante del espíritu”. Actualmente,
la peregrinación se está desarrollando en las Marcas y en el Abruzzo,
luego irá al Véneto y en las próximas semanas tocará las otras regiones,
llegando a Roma en las proximidades del Domingo de Ramos, que desde hace
años se ha convertido en una cita significativa para los jóvenes más comprometidos.
Este acontecimiento se está revelando para toda Italia una verdadera gracia
y un renovado mensaje de santidad. Por las comunicaciones que recibo sé
que los jóvenes quedan impresionados y estimulados por la figura de aquel
muchacho del Oratorio de Valdocco, que guiado por Don Bosco logró “un
alto grado de vida cristiana ordinaria” juvenil. Para muchos Salesianos
la celebración de este jubileo está resultando casi un descubrimiento
de la eficacia de nuestra propuesta educativa y evangelizadora.
El otro hecho importante es la próxima beatificación
de tres miembros de la Familia Salesiana: Don Augusto Czartoryski,
salesiano, Sor Eusebia Palomino, Hija de María Auxiliadora, y Alexandrina
M. da Costa, Cooperadora Salesiana. Nunca las precedentes Beatificaciones
nos habían puesto delante a la Familia Salesiana en una forma tan eficaz,
hasta el punto de ser considerada, más propiamente por todos nosotros
y por cuantos conocen la realidad salesiana, como una “Familia de santidad”.
Como confirmación de este hecho seguirá también, en el próximo otoño,
la beatificación de Alberto Marvelli, antiguo alumno salesiano.
Al hablaros de tales acontecimientos, me siento lleno de alegría y de
esperanza y querría que éste fuese también el sentimiento de todos vosotros.
En el discurso de clausura del CG25, hablando de la beatificación de
Don Luis Variara, del Señor Artémides Zatti y de Sor María Romero,
decía: “Estos beatos, que se añaden a la pléyade numerosa de la
santidad de nuestra Familia carismática, tienen en común el don gozoso
de sí mismos y la entrega generosa a los más pobres. Nada hay que
atraiga tanto como el testimonio del darse sin reserva, sin medida, sin
condiciones; no hay nada que fascine tanto como el servicio a los más
pobres, a los más humildes, a los más necesitados. Los leprosos de Don
Luis Variara, los enfermos del Señor Zatti, las muchachas abandonadas
de Sor Romero, recuerdan inmediatamente la ofrenda gratuita de la vida
de estas tres figuras que se nos proponen como modelos. El cuidado de
los más pobres y la entrega total de sí se ensamblan, testimoniando así
la caridad heroica de los tres nuevos beatos”.
Ahora estas nuevas beatificaciones se presentan en continuidad, incluso
cronológicamente aproximada, de atención a las diversas expresiones de
la santidad salesiana. Una nueva terna de beatos se nos propone ahora,
podríamos decir una trilogía, porque estos
tres beatos son una propuesta para nosotros y para los jóvenes de los
tres modos fundamentales de vivir y de acoger la vocación salesiana. Es,
pues, importante reconocer los rasgos fisonómicos de estas figuras, para
ver su peculiaridad y su pluralidad dentro de la única experiencia carismática
salesiana. Para la preparación de la celebración de beatificación, que
se tendrá el próximo 25 de abril, se han elaborado ya diversos materiales
que intentan precisamente hacernos conocer mejor el camino exterior e
interior de estos miembros de nuestra Familia.
Estos dos hechos tomados en conjunto nos permiten una primera
consideración en relación con el contenido de esta carta. La santidad,
don de Dios, que siempre ha encontrado la posibilidad de encarnarse en
corazones generosos y abiertos a Dios, como el de Don Bosco, es un don
irradiante. Domingo Savio es el fruto más hermoso de la acción
educativa y apostólica de Don Bosco, pero este mensaje de santidad se
ha ido haciendo cada vez más amplio y hoy, justamente, podríamos decir
que se ha difundido “hasta los confines del mundo”. De la humilde
Casita de I Becchi a la ciudad de Turín, de Turín a toda Italia y de
Italia al mundo entero. Basta pensar en el álbum de jóvenes santos
salesianos a los que se ha dedicado el calendario del Bollettino Salesiano 2004,
la mayor parte de los cuales ha querido modelar su vida según la de Domingo
Savio.
La segunda consideración es que todo don de Dios, como éste de las
Beatificaciones de algunos miembros de la Familia Salesiana, representa
siempre para todos nosotros una “nueva llamada” a vivir en profundidad
y con alegría nuestra vocación salesiana. Estos signos de fecundidad
espiritual animan nuestro camino espiritual y dan nuevas fuerzas a
nuestra misión. El hecho de que los tres pertenezcan a diversos grupos
de la Familia Salesiana, más aún, precisamente a los fundados
directamente por Don Bosco, y que representen las vocaciones
fundamentales dentro de ella, confirma la convicción de que
pertenecemos a una “Familia santa”, y que en ella consagrados o
seglares, hombres o mujeres, adultos o jóvenes, pueden santificarse
recorriendo el camino espiritual y pastoral-educativo de Don Bosco.
En señal de reconocimiento
Por todo lo que os dejo dicho, querría presentaros la realidad de la
Congregación Salesiana en Italia en señal de reconocimiento a Dios por
haber suscitado, en esta tierra, a nuestro Padre Don Bosco, a otros
numerosos Santos de la Familia Salesiana y a muchos otros generosos
hermanos que, haciéndose intérpretes fieles del Carisma, han llevado la
presencia salesiana a tantísimas partes del mundo.
Todos recordaréis que he deseado decir esto desde mis primeras “Buenas
Noches” como Rector Mayor. Dije entonces: “Soy el primer Rector Mayor
no italiano de origen (Don Juan Vecchi era argentino, pero de padres
italianos)... Aprovecho la ocasión para agradecer a toda la Italia
salesiana, que hasta ahora ha sabido desarrollar su
responsabilidad histórica de transmitir fielmente el carisma de Don
Bosco. Gracias, queridísimos hermanos italianos...” (cfr. CG25, n. 179).
Me viene espontáneo en este momento pensar cómo este milagro de
expansión se realizó con gran rapidez, gracias a la disponibilidad de
salesianos generosos enviados primero por Don Bosco y luego por los
sucesivos Rectores Mayores. Primero, Francia y Argentina (1875), luego
Uruguay (1876), la Patagonia (1879), España (1881), Inglaterra
(1887)... ¡Así y siempre más! ¡Una sucesión de fundaciones
impresionante! Gran fe, gran entusiasmo y una generosidad
extraordinaria que se podía medir en el sucederse, cada vez más
consistente, de las expediciones misioneras. A título de ejemplo: ¡72
misioneros en 1891, sólo tres años después de la muerte de Don Bosco,
92 en 1895, 126 en 1898! De estado en estado y de continente en
continente.
Es justo recordar aquí que las nuevas fundaciones, en grandísima parte,
fueron obra de hermanos llegados de Italia. Salesianos que habían
recibido una formación robusta y genuina directamente de Don Bosco o,
de todas formas, de los Salesianos de la primera generación, de
aquellos que habían conocido personalmente a nuestro querido Padre
Fundador. Un espíritu salesiano recibido en toda su genuinidad,
transmitido vitalmente con gran fidelidad y, con el correr de los
decenios, en una cada vez más atenta consideración de la nueva cultura
en la que iba a implantarse.
Así encontramos al comienzo de toda gran empresa a los pioneros del
espíritu salesiano. Desde Cagliero, Costamagna, Fagnano para América
Latina, a Don Branda y luego Don Rinaldi y Don Ricaldone para España, a
Don Rabagliati para Colombia, a Don Piperni y Don Piccono para México,
a Don Giorgio Tomatis para la India, a Don Versiglia para la China, a
Don Cimatti para el Japón... Una fila formidable de hermanos nuestros
que iniciaban obras, pero sobre todo transmitían a otros jóvenes de
manera genuina y viva la vocación salesiana.
Esta vocación misionera de Italia y de los hermanos italianos sigue aún
hoy. Los números pueden ser otros, pero la buena calidad permanece.
Así, en estos años, varias presencias en África y en América Latina,
bajo forma de hermanamiento, han sido y son todavía sostenidas con un
espíritu misionero nuevo por las Inspectorías italianas, que muchas
veces han ofrecido personas y medios para que el Carisma de Don Bosco
llegase a los jóvenes de aquellas tierras.
Cuanto os he dicho ha sido –pienso- un verdadero milagro de fecundidad,
pero me parece importante también recordar cómo en la misma Italia el
don de la vocación salesiana ha sido siempre custodiado con atención y
fidelidad, siendo para todas las Inspectorías del mundo un punto de
referencia significativo a nivel del compromiso y del testimonio. Me
parece obligado recordar aquí a todo el personal prestado por las
Inspectorías italianas para la atención de las obras dependientes del
Rector Mayor, las de los años pasados y las de hoy. Bajo este aspecto,
no puedo dejar de aludir al personal dedicado a la investigación en el
campo de la historia, de la pedagogía y de la espiritualidad salesiana,
que ha prestado un servicio preciosísimo a toda la Congregación.
Gracias, pues, queridos Hermanos de Italia, incardinados en las
diversas comunidades o Inspectorías de la península, o misioneros en el
mundo. Que sepáis que la Congregación y el mismo Rector Mayor os lo
agradecen. La responsabilidad histórica que se os ha confiado y que
realizáis tan fielmente ha pasado ahora a todos y todos nos sentimos
llamados a encarnar a Don Bosco, doquiera nos encontremos incardinados
o enviados por la obediencia (cfr. CG25, n. 179).
La situación de Italia
Para encuadrar mejor lo que es la presencia salesiana en Italia, me
parece oportuno daros y, sobre todo a cuantos viven en contextos
lejanos del italiano y europeo, un breve cuadro de la situación general
del país. Hoy Italia cuenta con algo menos de 60 millones de
habitantes. La natalidad, sobre todo en las Regiones del Norte,
presenta porcentajes muy bajos. Son cada vez más numerosas las familias
que deciden tener sólo uno o dos hijos. Por tanto, se tiene como
resultado un envejecimiento difuso de la población. La falta de “fuerza
trabajo”, sobre todo en las profesiones más sencillas y humildes y,
mucho más, la perspectiva de una vida más digna, han movido a muchos
emigrantes a ir “al Bel Paese”,
sobre todo de las zonas del Magreb, de los Países Balcanes, del Este europeo
y, en menor número, del Medio Oriente, de las Filipinas y de América Latina.
Este fenómeno de una inmigración masiva afecta a Italia desde hace un
tiempo relativamente breve y comporta, hasta el día de hoy, un proceso
de adaptación y de integración que va adelante más bien con lentitud.
Desde el punto de vista económico, Italia representa una de las
Naciones más adelantadas, pero dentro del País se dan situaciones
discordantes entre el Norte, fuertemente industrializado y organizado
en el plano social, y el Sur, con frecuencia con tasas de desocupación
muy altas y notables problemas sociales. Así, mientras son absorbidos
millares de inmigrantes del extranjero, al mismo tiempo Italia misma,
en relación con sus ciudadanos, no ha cerrado del todo el flujo de
emigración interna y externa por motivos de trabajo. Por estos y otros
problemas el panorama político se halla muchas veces disturbado por una
excesiva serie de conflictos entre los diversos partidos o entre el
sector empresarial y las diversas representaciones sindicales de los
trabajadores.
En el plano religioso, Italia es un País tradicionalmente católico.
Como todos los países de Europa occidental, ha sido, de todos modos,
atacado por un fuerte movimiento de secularización y, en todo caso,
muchas veces el aspecto religioso es vivido de forma más bien
superficial, sin fuerte implicación en el plano del compromiso
cristiano. También aparecen algunos signos preocupantes, como el
aumento de los matrimonios civiles, la caída de las vocaciones
sacerdotales y religiosas, la participación reducida en la comunidad
eclesial, el alejamiento de los jóvenes.
Pero, a pesar de todo ello, Italia demuestra que tiene todavía “un zueco duro”, es decir, una franja de población
que vive con intensidad la dimensión religiosa y cultiva con asiduidad
un conjunto de valores de inspiración profundamente cristiana. Subrayo
los numerosísimos grupos de voluntariado social, civil y religioso, que
se manifiestan de diversas formas de solidaridad. Conviene también notar
la sensibilidad típicamente cristiana de tantos individuos y familias
que se expresa en formas generosas de beneficencia en favor, sobre todo,
de instituciones eclesiales, de presencias misioneras, de formas asistenciales
para los más pobres.
La situación del Medio Oriente
Respecto del Medio Oriente, podemos constatar una situación
notablemente más compleja. Todos tenemos presente la dureza del
conflicto actual entre el Estado hebreo y la realidad del pueblo
palestino. A esto se añade el estado de guerra, todavía no resuelto con
un tratado de paz, entre el mismo Israel y algunos países árabes. La
reciente guerra contra Iraq ha irritado aún más la relación con el
mundo occidental. El no haber resuelto algunos problemas relacionados
con minorías étnicas, como el pueblo kurdo, lleva consigo otras
problemáticas para la convivencia entre estos pueblos.
Desde el punto de vista económico, la situación de inestabilidad
política y la continua amenaza de guerras no consienten un desarrollo
seguro de las economías locales. La gran fuente de riqueza que viene
del petróleo es controlada por los gobernantes; pero éstos no la hacen
confluir en intervenciones significativas para la mejora de las
condiciones sociales y económicas. Las situaciones de pobreza se
presentan marcadas sobre todo dentro de los pueblos árabes. Con
frecuencia los jóvenes se presentan desanimados por falta de una
efectiva perspectiva de futuro.
Bajo el punto de vista religioso, los cristianos representan una
minoría muy pequeña, con una fragmentación según los diversos ritos
presentes: latino, bizantino, caldeo, copto. Las comunidades
cristianas, sobre todo en Siria, viven con intensidad su sentido de
pertenencia y logran también obtener frutos vocacionales
significativos. La fuerte presencia musulmana, que muchas veces impone
las condiciones legislativas y sociales, hace difícil la vida de los
que confiesan la religión cristiana. En algunos países se encuentran
formas de falta de respeto y de tolerancia hacia los que no pertenecen
a la religión musulmana.
La Región desde el punto de vista salesiano
La Región Italia y Medio Oriente comprende actualmente nueve
Inspectorías de Italia y una del Medio Oriente.
1. El personal
Los hermanos presentes actualmente en Italia son unos 2.800. En Medio
Oriente, 118. La edad media de las diversas Inspectorías se presenta
notablemente alta; se encuentra, en las diversas Inspectorías, entre
los 59 y los 65 años. El número de los novicios ha ido disminuyendo. La
media se ha cifrado entre los 30 y los 20 novicios (242 en los últimos
siete años), con una disminución más marcada en el año presente (19
novicios). Hay que notar, sin embargo, un discreto nivel de
perseverancia, incluso en el período de los votos temporales.
En la disminución del número global de los hermanos, incide
notablemente el número de los difuntos (en el sexenio 1998-2003 fueron
488 en el área CISI y 10 en la Inspectoría del Medio Oriente). En estos
últimos seis años unos 50 Hermanos han ido a las misiones y el número
actual de los neoprofesos no está en condiciones de compensar tales
pérdidas objetivas.
2. Las presencias salesianas
Por lo que se refiere a la apertura y cierre de las casas, en la Región
ha habido un movimiento en el doble sentido, tanto en la dirección de
las aperturas como en los cierres. Desde 1998 a 2003, la Región ha
visto 11 aperturas y 32 cierres. Se puede notar la cantidad de los
cierres, que indica el movimiento de estos últimos años. Esto ha sido
debido, en parte, a la conclusión de procesos de cierre comenzados
antes, no sólo por cuestión del personal, sino también de opciones de
recolocación.
3. Tipología de las presencias
El número de las comunidades salesianas en los últimos sexenios ha
sufrido un progresivo reajuste. Había en Italia 276 comunidades en
1990, 260 en 1996, 243 en el año 2000. En el 2003 son 235, de las que
228 están erigidas canónicamente.
Para el sector
escuela se puede decir que –no obstante la inevitable debilitación, debida
a la falta de paridad económica- en el área CISI, sigue siendo uno de los
servicios más significativos y más difundidos.
En Italia hay 53 escuelas medias, con cerca de 8.000 alumnos y más de
600 profesores seglares. En MOR las escuelas medias son 3, con unos 600
alumnos. En Italia funcionan 51 escuelas superiores, con unos 12.000
alumnos y 1.000 profesores seglares. En MOR hay 6 escuelas superiores.
En estos últimos años, los movimientos en vista de la reforma escolar
han llevado a retomar también la gestión y la responsabilidad educativa
de varias escuelas elementales.
En desarrollo sustancial aparece el sector de los centros profesionales, que consta de 46 centros,
con 13.400 alumnos y cerca de 1.000 profesores seglares (en la Inspectoría
MOR 3 centros, 2.550 alumnos, 23 profesores). Hay que advertir que al lado
de los cursos de primer nivel, que recogen a los adolescentes, que han sido
siempre nuestros destinatarios, son numerosos en todas las Inspectorías cursos
de segundo nivel, que se dirigen a varias tipologías de adultos, con contenidos
diversamente diferenciados.
Las parroquias
de la Región son actualmente 137 (de las que 3 en MOR), con cerca de 1.020.000
fieles. Los oratorios-centros juveniles son 177 (de los que 13 en MOR), con
varias decenas de millares de destinatarios directos.
Las residencias
universitarias en el área CISI son 32, con 1.340 jóvenes universitarios.
Las casas-familia
para menores en dificultad son 18, con unos 300 acogidos. Las obras para marginados
(inmigrados, tóxicodependientes, primer alojamiento..., etc.) son 15, con
cerca de 2.000 acogidos, a los que se educa de varios modos. Son una presencia
significativa en el campo de la marginación.
Vital se presenta en estos años la dimensión
misionera: de 1978 al 2003, han marchado del área CISI unos 250 misioneros
(50 en los últimos seis años). El número es notable, si se tiene en cuenta
la escasez de personal que está sufriendo toda la Región.
4. Algunos subrayados obligados
Daros a vosotros, queridos hermanos, solamente datos estadísticos puede
ser interesante, pero tal vez no dice toda la riqueza que Italia ha
sabido expresar y sigue expresando dentro de la Congregación Salesiana.
Por ello añado algunos subrayados que me parecen obligados, para
completar la información y el reconocimiento.
Pienso, en primer lugar, en el gran servicio hecho a la formación de
tantos salesianos por medio de Casas y Centros de Estudio que en muchos
años han sido punto de referencia a nivel internacional. Me estoy
refiriendo en primer lugar al Instituto Internacional de la Crocetta en
Turín, que durante tantos años fue la sede de nuestro Ateneo. De esta
experiencia nació luego gradualmente la realidad de nuestra Universidad
de Roma. Querría recordar también las Casas romanas de San Tarcisio y
del Testaccio, que han acogido estudiantes extranjeros para sus cursos
de estudio en las Universidades eclesiásticas. Junto a ellas, la Casa
de Messina San Tommaso, que en el pasado, y aún hoy, ha hospedado y
hospeda a estudiantes de Teología provenientes del extranjero. Para un
servicio análogo debo citar la Comunidad de Gerini estudiantes, los
noviciados, hoy internacionales, de Pinerolo y de Genzano.
En este contexto, ¿cómo no expresar mi agradecimiento también a los
numerosos hermanos italianos que han contribuido con competencia y
visión de futuro al nacimiento y al crecimiento de nuestra Universidad
Pontificia Salesiana? También ésta ha sido una gran empresa para el
bien, la formación específicamente salesiana y el crecimiento cultural
y pastoral de tantos hermanos que hoy animan nuestras comunidades
formativas en el mundo.
Un segundo subrayado querría dedicarlo a las Obras
de formación profesional, con una mención particular reservada
al Colle Don Bosco y a la Obra del Rebaudengo, como también a la de Cumiana.
En estos ambientes muchísimos de nuestros hermanos coadjutores se han
formado profesionalmente para un servicio calificado y competente a los
jóvenes aprendices de las Escuelas Profesionales. Antiguamente las grandes
obras salesianas se calificaban estructuralmente por una división de los
edificios casi simétrica. En el centro, la Iglesia. A un lado los muchachos
estudiantes y al otro los muchachos artesanos. Como para decir que la
misión salesiana no tenía ni límites ni exclusiones. Cualquier muchacho
podía ser acogido, desarrollando sus dotes o en un itinerario de estudios
clásicos, o en uno formativo que lo llevase a ser artesano, empresario
o simplemente obrero especializado. Todos los jóvenes, estudiantes y artesanos,
hacían juntos su camino de crecimiento educativo y cristiano a través
del contexto de una animación intensa que acompañaba su experiencia formativa:
la banda, el teatro, las compañías y los grupos, la oración, los retiros
y los ejercicios espirituales... Era una verdadera experiencia de vida
plena y era una gran escuela de vida. La Iglesia “en el centro” recordaba
a todos cuál era la verdadera fuente de la animación salesiana y cuál
era el centro de convergencia de todos.
Verdaderamente ha sido grande el bien que estas nuestras Obras han
realizado y todavía siguen haciendo. Pienso en este momento en los
grandes Centros de Valdocco, de Sesto San Giovanni, de Verona San
Zeno, de Mestre, de Génova Quarto, de Bolonia, de Roma, de L’Aquila, de
Ortona, de Bari, de Catania, Palermo, Selargius y Lanusei... Recuerdo
con gozo, en una reciente visita mía, la Casa de Este, que
representa en su realidad un verdadero milagro dentro de una
“recolocación” interna. El grande y célebre colegio destinado
preferentemente a los jóvenes estudiantes, en un tiempo de cambio y en
el que, como escuela superior, corría el peligro de ser cerrado, ha
vuelto a florecer gracias a la intuición y a la dedicación de hermanos,
particularmente coadjutores, que han sido capaces de pensar y actuar
una conversión en escuela profesional.
Es justo, pues, recordar esta dimensión original y carismática de
nuestro apostolado juvenil. Y es justo repetir el gracias
a tantos de nuestros hermanos coadjutores que han trabajado con empeño
y entrega no sólo en Italia, sino también en todo el mundo, fundando en
todas partes escuelas destinadas a los jóvenes aprendices.
Un tercer punto de atención deseo dedicarlo al sector de la Comunicación Social. Quiero referirme aquí,
en primer lugar, al extraordinario instrumento de animación y de difusión
de la espiritualidad salesiana que ha sido y es el “Bollettino
Salesiano”. Una idea nacida de Don Bosco y hoy bellísima realidad
editorial que es enviada a más de 300.000 familias. Por medio de él, Italia
conoce las noticias del mundo salesiano, se implica en el movimiento espiritual
de nuestra Familia Salesiana, participa activamente en formas generosas
de beneficencia. La edición actual es hermosa, ágil, juvenil, y es punto
de referencia para muchas ediciones del Boletín de otras naciones, en
32 lenguas.
Debo recordar también la Editorial Elle Di Ci, fundada en los tiempos
de Don Ricaldone, que durante decenios ha funcionado de manera viva y
creativa, sostenida también por la competencia de expertos catequistas
del Centro Catequístico, dando a la Iglesia Italiana aportaciones
cualificadas en el campo de la Catequesis y de la Pastoral juvenil.
Igualmente meritorio es el servicio que ha realizado y realiza la
Società Editrice Internazionale, sobre todo en la producción de textos
escolásticos.
Todavía dos alusiones de importancia y de mérito. La primera se refiere
a la presencia de una Comunidad Salesiana en el Vaticano, “La Poliglotta”, que ha representado siempre “una ventana”
a través de la cual la Santa Sede ve y estima la Congregación y una natural
y sencilla “puerta de entrada” al Santo Padre y a las Congregaciones Romanas.
La segunda se refiere a la acogida generosa de los misioneros italianos
que vuelven a sus Inspectorías de origen, ancianos o enfermos, después
de haber entregado energías y recursos al servicio de la misión en las
diversas Inspectorías esparcidas en el mundo. Un gesto de caridad
exquisita hacia las personas de estos salesianos.
5. Las Comunidades salesianas. Cantidad
y calidad
Hacía notar antes que el número de las comunidades salesianas en los
últimos sexenios ha sufrido un progresivo reajuste. Los números de las
casas no dan, sin embargo, la idea de la situación real, porque, dentro
de ellas, los números de los hermanos y su especialidad han quedado
tocados de modo significativo por las transformaciones en curso.
Por lo que se refiere a la vida religiosa, es justo tomar acto del
espíritu de fidelidad de los hermanos que, en grandísima mayoría, viven
con lealtad y convicción –y también con una buena y evangélica
serenidad- su vocación religiosa, el compromiso en el servicio pastoral
y educativo, la vida fraterna, la fidelidad a los votos, la vida de
oración y de formación continua.
Ha disminuido, naturalmente, el número de los hermanos presentes en las
casas. Y ha aumentado notablemente la edad media.
De todos modos, ha mejorado la atención formativa: el día de la
comunidad, la programación de los retiros y de los otros momentos
fuertes han tenido un notable impulso, especialmente después de las
propuestas surgidas del Capítulo General 25.
6. La Familia Salesiana
La Congregación está comprometida, en Italia, en un camino de
descubrimiento y valorización de la Familia Salesiana. Los Consejos
inspectoriales de la Asociación de Cooperadores Salesianos y de la
Confederación de los Exalumnos, por ejemplo, están alcanzando una buena
madurez. Los Consejos locales parece que se resienten más de la
fragilidad de las comunidades, que hace a veces difícil encontrar al
Delegado justo. También el MJS parece orientarse a asumir
responsabilidades crecientes en el apostolado salesiano. Nunca, como en
este momento, la Región ha sentido la necesidad de verse ayudada por
seglares salesianamente preparados y motivados.
7. Participación y formación de los
Seglares: recursos y problemas
Las necesidades concretas de nuestras obras y también el
redescubrimiento de una eclesiología de comunión centrada en el
Pueblo de Dios, en el que se ve claro el sentido de corresponsabilidad,
han movido a nuestras comunidades a una implicación cada vez más
amplia de colaboradores seglares, los cuales han ido insertándose en
todos los niveles, compartiendo de manera cada vez más consciente la
espiritualidad y la misión salesiana.
Se ha ido abriendo camino, especialmente en los responsables de casas e
Inspectorías, la conciencia de que la formación de los nuevos seglares
no puede ser otra cosa que la indicada en el CG24: es decir, una
formación salesiana común, orgánica, continua, dirigida a las
necesidades de los jóvenes y de la zona. Se trata de una verdadera
“formación en servicio”, acompañada de actitudes que se hacen
invitación y provocación para seguir creciendo.
En el cuadro de la Región se han tenido interesantes iniciativas de
formación sobre todo para los profesores, en el sector escuela. Un poco
en todas partes han surgido escuelas para los animadores de los
Oratorios. Se han puesto en práctica también iniciativas de formación
para los seglares colocados en posiciones de responsabilidad de gestión
o administrativa.
Está claro que el camino de formación debe, por un lado, cuidar una
serie de competencias profesionales, pero el punto clave sigue siendo
la asunción del “espíritu salesiano”. Sólo de esta manera las obras de
la Región no perderán su identidad.
Los grandes desafíos de la Región
La realidad requiere también la toma de conciencia de los desafíos
actuales a los que debe hacer frente la Región. Indico los que
considero fundamentales.
1. La situación vocacional
La situación vocacional de la Región Italia y Medio Oriente, y de modo
especial del área CISI, ha permanecido un poco estacionaria. Por lo que
se refiere a Italia, hay que tener presente que si en 1985 había en
Italia un millón de 19 años, en 2005 habrá sólo 560.000. Esto significa
que, globalmente, los jóvenes han sufrido una reducción cercana al 50%.
Lo cual no puede no causar un impacto vocacional. Lo decía ya hace años
Don Viganò: “Si no hay hijos para las familias y para la sociedad,
no los habrá tampoco para la Iglesia y para las Congregaciones”.
Para la Inspectoría del Medio Oriente, ya he aludido a la difícil
situación en que se encuentran los cristianos, con el sueño de muchos
jóvenes de emigrar; se añade la dificultad de acompañamientos largos y
personalizados, por la escasez del personal disponible.
No se puede decir que haya esterilidad en el área CISI, como en algunas
zonas del Occidente; pero quizás se advierte un poco de cansancio. El
trabajo se ha multiplicado un poco para todos los hermanos y la
atención a la animación vocacional corre el peligro de estar algo
acallada, sobre todo a nivel de las comunidades locales, o simplemente
demandada, como primera responsabilidad, al animador inspectorial.
Ciertamente no se puede olvidar la calidad cristiana de la propuesta
pastoral. El clima de secularización y de consumismo, la amplia gama de
opciones disponibles, la reducción del número de los hijos en la
familia, la debilidad de la pastoral de base a causa de la disminución
del clero diocesano, etc.: todos éstos son elementos que exigen un
replanteamiento del proyecto de pastoral vocacional, con especial
atención a una evangelización que sea suficientemente profunda como
para lograr encontrar verdaderamente al Señor Jesús, y para alimentar
una motivación robusta de “arriesgar la vida” por Él.
2. Reajuste y recolocación
La reducción de las fuerzas salesianas debe llevar a una seria y
prudente revisión de nuestras presencias en el territorio de la Región,
particularmente en Italia. Como ya decía mi predecesor Don Vecchi en
una carta: “Muchas presencias son buenas, pero no todas hablan con la
misma elocuencia, realismo y verdad. Muchas obras pueden tener alguna
utilidad; no todas expresan el evangelio, el amor de Dios sembrado en
el corazón de los creyentes con la misma inmediatez y profundidad.
Muchas intervenciones aparecen aceptables, funcionales para la sociedad
en que vivimos; algunas son fuertemente evangelizadoras y
proféticas...; después de más de cien años de vida salesiana en Italia,
un esfuerzo de reajuste y de recolocación –aunque con la necesaria
gradualidad y en proporción a las fuerzas disponibles- forma parte de
las actitudes de fidelidad a Don Bosco” (cfr. Carta a los Inspectores
de Italia y Medio Oriente, 1997).
Este compromiso de reajuste y recolocación debe ser obviamente asumido
por cada Inspectoría en su ámbito, pero debe ser también entendido como
una nueva y más orgánica distribución de las diversas Inspectorías en
el territorio nacional, que consienta robustecer las realidades más
débiles y mejorar la animación del conjunto. Algunas unificaciones,
aunque llevadas adelante con procesos a veces complejos y trabajosos,
han dado al final un buen resultado.
En este proceso, tanto a nivel de cada Inspectoría como a nivel de
CISI, es esencial mantener una actitud positiva y llena de esperanza.
Enrocarse nostálgicamente o con sentido de pundonor sobre posiciones de
defensa excesiva de obras o de circunscripciones es una actitud que no
puede dar frutos de verdadera renovación; se corre el riesgo de no ser
concretos, con el peligro de mantenerse encerrados por la historia
misma en decisiones que hubiéramos debido anticipar prudentemente. Es
mi deseo exhortar aquí a los Inspectores de Italia a salir de una
estrecha y a veces demasiado cerrada consideración de los problemas de
la propia Inspectoría y a tener una visión más amplia, de colaboración,
de verdadera búsqueda del bien de toda la presencia salesiana en
Italia. Para ello, un camino de revisión del mismo planteamiento de la
CISI y de sus organismos de animación puede ser en este momento
sumamente oportuno, para dar con mayor seguridad orientaciones a nivel
nacional y coordinarse unitariamente en la solución de los problemas
principales. No se debe olvidar que para Don Bosco son las necesidades
de los jóvenes las que deben determinar nuestras obras y que las
estructuras, por consiguiente, tienen valor en la medida en que
responden a darles solución.
3. La formación continua
La complejidad del tiempo presente pone entre los desafíos del momento
el hecho formativo como sumamente importante para poder vivir e
interpretar de manera más eficaz nuestra vocación y nuestra misión
salesiana.
Esta atención no se refiere sólo a las estructuras relativas a la
formación inicial que, por otra parte, están presentes en el territorio
de la Región con posibilidades ricas y bien consolidadas en la
experiencia. La instancia va dirigida a todos los Salesianos que ya se
encuentran en plena misión. La formación continua, en efecto, nos
permite ser atentos lectores del momento histórico presente y fieles
intérpretes del espíritu de Don Bosco en un contexto moderno que exige
una gran ductilidad intelectual y pastoral para ofrecer propuestas,
metodologías, soluciones y, sobre todo, un anuncio y un acompañamiento
educativo y cristiano más conforme a la situación de hoy. Este
compromiso de formación continua debe ser asumido por los hermanos bajo
el punto de vista salesiano, pastoral, educativo y profesional.
Otra atención, como ya dije antes, será la formación de los Seglares.
Éstos están presentes de manera cada vez más abundante en las Obras de
la Región. El cuidado de estos colaboradores nuestros, el garantizar
que puedan ser buenos intérpretes del estilo y del método educativo y
pastoral salesiano, es una condición irrenunciable para que nuestras
obras puedan mantener su verdadera identidad carismática.
4. La presencia salesiana en Medio Oriente
La Inspectoría Salesiana del Medio Oriente, que ha celebrado hace poco
su Centenario, ha sufrido una notable debilitación en estos últimos
decenios. En cuanto al personal, ha estado siempre estrechamente unida
a Italia, pero desde hace tiempo el flujo de misioneros más bien se ha
reducido... Actualmente cuenta con unos 120 hermanos que trabajan en 16
comunidades distribuidas en 7 naciones del área: Egipto (3), Palestina
(2), Israel (3), Líbano (2), Siria (4), Turquía (1), Irán (1). 71
hermanos provienen de Italia, 39 de los países del Medio Oriente, el
resto de otros 11 países. En Iraq desde hace algunos años algunos
hermanos desarrollan una actividad veraniega de animación juvenil, con
la esperanza de poder obtener de las autoridades el permiso para una
presencia estable.
Es un hermoso mosaico, aunque este hecho supone dificultades para
enviar el personal más idóneo a los diversos lugares... Ya podéis
imaginar el desafío de las lenguas: árabe, hebreo, inglés, persa,
turco, y los problemas para la distribución del personal y el traslado
de un país a otro, cuando es necesario. No se debe olvidar que no hay
relaciones diplomáticas entre el Líbano, Siria, Irán e Israel, donde se
encuentra la casa inspectorial.
Nuestras obras son muy apreciadas por las autoridades civiles y
eclesiásticas, teniendo en cuenta que la Inspectoría debe mantener
relaciones con al menos 6 Patriarcados, con el mismo número de Nuncios
o Delegados Apostólicos, y con 18 Arzobispos. Como en el caso de
Etiopía-Eritrea, también aquí los ritos no son indiferentes.
Ciertamente, en estas circunstancias resulta muy difícil la
coordinación pastoral o una programación inspectorial, porque todo se
realiza con una gran descentralización. Sin embargo, los hermanos
logran actuar con un estilo típicamente salesiano, tratando de
inculturar el carisma y realizar la misión entre musulmanes, cristianos
de las diversas comunidades y ritos, practicando el ecumenismo y el
diálogo interreligioso en la medida de lo posible. En Egipto, en el
Cairo, cuidamos de los refugiados sudaneses. En Turquía, en Estambul,
lo hacemos a favor de los muchachos iraquíes y kurdos. En Líbano y
Siria las actividades principales son Oratorios y Centros Juveniles. El
año pasado, hemos inaugurado el Centro de Formación Profesional de Al
Fidar, en Líbano. Espero y deseo que centros semejantes a éste puedan
construirse en Siria, en Iraq, en Jordania y en Egipto.
El gran problema sigue siendo la guerra que ha determinado una
situación de emergencia que se arrastra desde hace 35 años, con las
guerras entre Israel y Palestina, la Revolución Islámica, la Guerra del
Golfo, las Guerras civiles en el Líbano, la Intifada, y, finalmente, la
última guerra en Iraq. Como veis, la Inspectoría del Medio Oriente se
encuentra en un territorio muy caliente y castigado, en el que no ha
terminado un conflicto y ya ha surgido otro.
No se sabe cuánto durará esta situación, pero es evidente que los
efectos se prolongarán muchos años y algunos no serán reversibles, como
la islamización del Líbano y de Palestina por la huida de los católicos.
¿Cómo no comprometernos en semejante contexto? Y ¿cómo no estar
orgullosos de estos nuestros hermanos que ya están comprometidos allí?
Espero y deseo que leyendo esta carta y conociendo mejor la situación
de nuestros hermanos en Medio Oriente, las Inspectorías y algunos
hermanos se sientan llamados a ser solidarios y a ofrecerse disponibles
para robustecer y garantizar nuestra presencia en esta área. Hay obras
que son significativas por su colocación, que es preciso salvaguardar.
Líneas de futuro
Ante estos desafíos es muy importante asumir líneas de compromiso que
señalen nuestro empeño en el próximo futuro.
En vista de ello, dejo indicaciones esenciales, dirigidas sobre todo a
los hermanos de la Región, para que las hagan motivo de profundización.
1. Repensar nuestra propuesta educativa
pastoral
Es éste un compromiso que pretende recalificar nuestra propuesta
educativa y evangelizadora. Se trata de ir más allá de los umbrales de
la timidez apostólica, que corre el peligro de cerrarse en una pastoral
de actividades y de entretenimiento, y ofrecer una pastoral
verdaderamente misionera, capaz de implicar a los jóvenes, de hacerlos
crecer llenos de vida y orientarlos, en una experiencia de fe, hacia
una relación personal con Jesucristo. Éste es el trabajo de base, sobre
el que se apoya luego todo cuanto se refiere a la animación y al
acompañamiento vocacional. Este camino supone la implicación de los
salesianos con una presencia directa entre los jóvenes. La preferencia
acerca de los destinatarios debe orientarse con decisión hacia los
últimos y los más pobres. En concreto en Italia, los jóvenes
inmigrantes deberán ser objeto de predilección, sobre todo en este
momento en que no faltan actitudes y políticas de exclusión y
marginación y a veces de racismo. Italia siempre se ha distinguido por
ser un país de ánimo grande y generoso, con una cultura humanista
muy rica y una historia de derecho romano. Italia, además, ha sido una
nación de numerosos y grandes movimientos migratorios; no puede, por
tanto, olvidar su experiencia, como recuerda el Deuteronomio a Israel:
“Amaréis al forastero, porque forasteros fuisteis en Egipto” (Dt 10,19).
Cuanto digo debe considerarse válido para todos los ambientes en los
que los Salesianos de la Región están trabajando, pero pienso en
particular en nuestras escuelas, que deben ser verdaderamente
portadoras de una cultura inspirada en los grandes valores del
humanismo cristiano y lugares de intensa animación juvenil, donde
muchachos y jóvenes pueden encontrar acompañamiento e itinerarios
educativos ricos de propuestas para su crecimiento humano y espiritual.
Pienso en nuestros Centros de formación profesional, que son muchas
veces el lugar de encuentro de los muchachos más frágiles. Aquí ellos
pueden regenerarse en una experiencia educativa en la que el trabajo da
nueva dignidad y seguridad y, al mismo tiempo, pueden ser acompañados
en su camino cristiano.
Pienso en nuestros Oratorios y Centros Juveniles y también en nuestras
Parroquias, que deben expresar el “don original” del carisma educativo
de Don Bosco, sin quedarse en un plano demasiado bajo sobre propuestas
genéricas y no marcadas por la riqueza del Sistema Preventivo.
Pienso en las cada vez más numerosas presencias universitarias, que
permiten a los hermanos de la Región ser acompañantes y amigos de
jóvenes adultos que se preparan a entrar en la plenitud de experiencia
de la vida y que muchas veces manifiestan una gran atención a las
propuestas auténticas en el plano cultural y cristiano.
Hay, pues, motivos, queridos hermanos, para hacer una seria revisión y
reencontrar los elementos más genuinos de nuestra espiritualidad y
misión, renovando nuestro servicio a los jóvenes.
Este proceso de recalificación de nuestra propuesta educativa y
pastoral, unido a todas las iniciativas específicas, llevará
ciertamente a una fuerte animación desde el punto de vista vocacional.
2. Redefinir con valor la presencia salesiana en Italia
Todo lo que se pueda hacer en esta línea será ciertamente una buena
inversión para la misión de los Salesianos en Italia y en Medio
Oriente, en el próximo futuro.
En el camino del reajuste y de la recolocación, entre los
criterios-guía que nos deben inspirar, aun dentro de un prudente y
ponderado discernimiento que ya se está poniendo en acto en los
diversos Capítulos Inspectoriales, indico los siguientes:
-
La atención a
los ambientes humanos y a las zonas más pobres de la Región, bajo el perfil
eclesial y civil. Debiendo dejar alguna obra (alguna parroquia, por ejemplo)
es mejor comenzar a dejar los contextos sociales más ricos...
-
El cuidado de
obras e iniciativas que tienden a promover una nueva propuesta de fe en el
ámbito de la nueva evangelización.
-
El mantenimiento
de obras y estructuras que nos permiten expresar mejor el carisma salesiano,
tanto bajo el punto de vista educativo como de la evangelización; por tanto,
las obras que nos permiten un contacto más vivo con los jóvenes, como los
Oratorios, las Escuelas, los Centros de formación profesional, las residencias
universitarias, los ambientes de voluntariado y servicio... Atención, sobre
todo, a no reducir el carisma a la “parroquialidad”.
-
Defender la presencia
de las “iniciativas de calidad” que están representadas por los Centros de
estudio, las Editoriales, los Centros catequísticos, equipos de formación
permanente, Centros pedagógicos o culturales, Casas de formación... Éstos
representan lugares de expansión y difusión de nuestra espiritualidad y de
nuestra pedagogía salesiana...
- Para las obras que tienen
también una riquísima historia centenaria, el criterio dominante sigue
siendo el servicio a los jóvenes... A veces un replanteamiento del servicio
(una recolocación interna) puede ser regeneradora. Cuando ni siquiera
esto es posible, entonces es claro que el Señor nos llama en otra parte.
También
a nivel de Inspectorías es necesario proceder en el discernimiento y hacer
madurar opciones que den a la Italia Salesiana una configuración jurídica
que responda mejor a la situación actual. Es bueno que todos los Hermanos
sepan que estas opciones se deben hacer para mantener viva y fuerte nuestra
presencia en Italia. Y esto debe ser un interés de todos. Como he dicho en
otras ocasiones, ¡es cuestión de profecía y no de supervivencia! La verdad
es que no tomar decisiones sobre este punto significa caminar sin futuro,
destinados a una muerte natural. El cambiar, a veces perdiendo una cierta
“seguridad”, manifiesta vitalidad y voluntad de dejarse guiar por el Espíritu,
que “renueva la faz de la tierra”.
Un
último aspecto importante es la conexión y coordinación entre las
diversas Inspectorías, que debe inspirarse en criterios de solidaridad
y de colaboración. Debe, pues, crecer la visión de conjunto, mejorando
todo lo que puede contribuir a iniciativas unitarias y de relaciones,
con un intercambio generoso de personal y de recursos.
3. Calificar el camino de formación
para nuestros colaboradores seglares
Ya he aludido antes a la importancia
que debemos dar a la formación de nuestros colaboradores. Son muy numerosos
en todos los contextos de nuestro servicio educativo salesiano. Su calificación
es indispensable para mantener la identidad de nuestras obras: hay muchas
iniciativas ya en acto, pero tal vez haya que cuidar mejor lo específico de
nuestra acción salesiana, que va unido esencialmente al conocimiento y a la
profundización de nuestro Sistema Preventivo.
Además del conocimiento teórico, la adquisición de estos contenidos va
unida al compartir verdaderamente ideales y vida que nosotros debemos
acrecentar con estos “salesianos externos”. Por esto, junto a las
iniciativas específicas hay que calificar el estilo de acogida y de
participación que nosotros debemos instaurar con los colaboradores
seglares, haciéndolos también partícipes con frecuencia de momentos
específicos de nuestra vida, como la oración y la comunicación fraterna.
4. El apoyo a la Inspectoría del Medio
Oriente
Al comienzo del sexenio he pedido explícitamente poner este punto en la
programación del sexenio para la Región Italia y Medio Oriente.
Pretendía proponer a Italia que se hiciera promotora de un Proyecto que
ayude a la Inspectoría MOR a superar las dificultades actuales
provenientes de las condiciones sociales y políticas que tiene
que afrontar, proporcionándole también ayudas en personal. Naturalmente
ésta es una invitación que hoy dirijo a todos y no sólo a los hermanos
italianos.
Concretamente pienso en el don de un (al menos uno) hermano joven que
cada Inspectoría Italiana puede hacer a la Inspectoría MOR. Estoy
seguro de que esto será una verdadera bendición para el mismo
movimiento vocacional de Italia.
Ánimo, pues, hermanos jóvenes de Italia: me dirijo a vosotros porque
estas presencias nuestras tienen necesidad de personas jóvenes que
puedan aprender bien las lenguas locales e inculturarse en este
ambiente, dando la propia vida en el carisma salesiano. Con Don Bosco,
continuo soñador de nuevas presencias en las que los Salesianos se
hagan amigos y educadores de los jóvenes, yo mismo estoy soñando
realizar pronto una nueva presencia en Iraq, en Bagdad. El contexto
político y social de este país nos llama a dar un signo de nuestro
compromiso por quien es más débil y más pobre. Y tal vez el Señor, con
el don anticipado de los primeros novicios iraquíes, está ya
haciendo sentir de manera explícita su llamada para realizar este sueño.
5. Valorización de los lugares salesianos
Una última urgencia querría exponeros a vosotros, queridísimos hermanos
de Italia. Es la valorización plena de los que nosotros consideramos
los “santos lugares” de nuestra espiritualidad y de nuestro
carisma: los lugares salesianos. Me refiero directamente al Colle Don
Bosco, a la ciudadela de Valdocco, a los lugares de Domingo Savio y de
los otros Santos Salesianos, pero además a los otros lugares que
conservan todavía viva la memoria de Don Bosco, también en otras
ciudades, como Génova Sampierdarena, o el “Sacro Cuore” de Roma.
Estos lugares deben ser bien custodiados y cuidados con amor, no sólo
bajo el punto de vista material, sino también por lo que se refiere a
las propuestas de peregrinación, de animación y de formación
Ellos son, efectivamente, “escuela de espiritualidad y cenáculo de
oración”.
Es éste un patrimonio confiado a Italia, pero que interesa a toda la
realidad mundial de la Congregación. Es una riqueza espiritual todavía
no valorizada en pleno. También este compromiso está relacionado con un
movimiento de renovación espiritual y pastoral que estamos intentando
promover más directamente en estos años.
Estoy cerca de todos vosotros
Al concluir esta carta, mientras sé que me dirijo a todos los hermanos
del mundo, permitidme expresar mi cercanía particular a los hermanos de
esta Región de Italia y Medio Oriente. Muchas veces he dicho que las
personas de los hermanos son el bien más grande de la Congregación y,
hoy, lo digo y lo repito con mayor convicción, después de haber
visitado más de cincuenta Inspectorías en el mundo.
En este momento querría decir, ante todo, mi cercanía a los hermanos
ancianos y enfermos. Han dado toda su vida por el bien de los jóvenes,
por el crecimiento de la Obra Salesiana. Hoy ofrecen su extraordinaria
aportación a través de la oración, el ofrecimiento diario de sus
situaciones de enfermedad y de ancianidad.
Un saludo particular también a los más jóvenes. Todos los días me
acuerdo de vosotros y os presento al Señor para que os dé valor,
entusiasmo, capacidad de comunión y de iniciativas apostólicas,
perseverancia. Las generaciones que os han precedido os entregan una
Italia Salesiana rica de obras e iniciativas y, más aún, rica sobre
todo de una gran fidelidad a Don Bosco y a su espíritu. Sed dignos
continuadores, afrontando los desafíos del presente con serenidad y
responsabilidad, pero sobre todo tened el corazón lleno de una gran
“pasión por Dios” y de una gran “compasión por el hombre”, por los
jóvenes de hoy que son vuestros destinatarios. Si esta caridad
pastoral arde dentro de vosotros, seréis verdaderos salesianos según el
corazón de Don Bosco, y de vuestra vida surgirán ciertamente otras
vocaciones.
Un saludo lleno de afecto también a vosotros, salesianos adultos o
maduros en la edad, que lleváis diariamente el gran peso del trabajo en
nuestras obras. Gracias por vuestra fidelidad, por vuestras fatigas,
por vuestra esperanza que no decae, por la fe que anima vuestra vida,
por el amor que derrocháis en la misión juvenil. En Don Bosco os
expreso mi cercanía, mi estima y mi afecto.
A todos vosotros, queridos Hermanos, de cualquier Región o Inspectoría,
mi invitación a alabar a Dios por el bien que el Señor, por medio del
Carisma Salesiano, ha hecho en esta Región de Italia y del Medio
Oriente. Es justamente el caso de decir que “el Señor ha hecho obras
grandes y santo es su nombre...”. Así ha sido en Italia y así ha sido
en muchísimos países de la tierra, “hasta los confines del mundo”.
Para concluir
Confío a cada uno de vosotros a los cuidados maternos de María
Auxiliadora, la Virgen de Don Bosco, la que ha sido su madre y maestra
y seguirá siéndolo de todos nosotros, la que lo ha guiado en todas sus
empresas a favor de los jóvenes que Dios le había confiado, y que
seguirá guiándonos también a nosotros.
La fiesta de la Anunciación, en la que estoy mandando esta carta, nos
recuerda las actitudes que debemos cultivar para saber escuchar a Dios
y responder a Él, que no deja de hablarnos y llamarnos en la historia.
Se podrían resumir en tres grandes actitudes:
La búsqueda del plan de Dios sobre
la propia vida, sabiendo que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros
y nos lo va revelando a medida que nosotros nos preguntamos qué quiere
Él de nosotros a favor de los demás. La palabra de Dios, su “anunciación”,
llegará a través de acontecimientos, personas y la Sagrada Escritura.
De ahí la necesidad de convertirnos en oyentes atentos de la Palabra y
en lectores creyentes de la historia. En este sentido me parece muy elocuente
ver a María como es representada en muchos cuadros de la Anunciación,
con la Sagrada Escritura en las manos o sobre las rodillas, meditándola,
como si quisiese acogerla en su corazón. María nos enseña en primer lugar
a prestar atención: “Ella se preguntaba qué saludo era aquél”, dice el
evangelio (Lc 1,29).
La aceptación de la voluntad de Dios
como proyecto de vida, reconociendo que el proyecto de Dios será siempre
mejor que el nuestro. Abrirse a Dios significa admitir la propia situación
de criatura, limitada, propensa a fabricarse ídolos y dioses a su propia
medida. Admitir a Dios en la propia vida implica reconocer su señorío,
no depender de ningún otro, no tener otras prioridades en nuestra vida,
identificarnos con su voluntad, de tal modo que la hagamos verdaderamente
nuestra. No se puede ser verdadero creyente y pretender disponer de Dios,
querer que sea más bien Él quien haga nuestra voluntad y cumplir nuestros
deseos. María nos enseña, en segundo lugar, a creer en Dios, a fiarnos
de Él, a hacerle sitio en nuestra existencia como Aquel que es amado porque
nos ha amado primero, porque ha pensado en nosotros. “He aquí la esclava
del Señor. Cúmplase en mí su proyecto” (cfr. Lc 1,38).
La docilidad al Espíritu de Dios, que hace posible en nosotros lo imposible.
El relato evangélico nos dice que por la fuerza de Dios, que es el mismo Espíritu
Santo, María pudo ser Madre de Dios. Es la docilidad al Espíritu la que hace
fecunda a la Virgen María. Lo demuestra el hecho de que, al visitar a Isabel,
ésta responde al saludo de María: “Bendita tú entre las mujeres y bendito
el fruto de tu vientre”” (Lc 1,42). La vivencia profunda es esta energía divina
permite a María sentirse libre para poder disponer de sí y hacerse esclava
de su Dios. Tal es el sentido profundo de la “virginidad” de María, que más
que una afirmación de un elemento físico es la total disponibilidad para su
Dios: “Para Dios nada hay imposible” (Lc 1,36).
María nos enseñe a acoger el designio de Dios y a colaborar con Él para
llevar a cumplimiento su obra de salvación.
A todos os deseo un fecundo camino cuaresmal y ¡Feliz Pascua!
Don Pascual Chávez V.
Rector Mayor