Buenas Noches del Inspector CIN
“Presencia salesiana”
Queridos hermanos: Henos aquí en Roma, este 25 de febrero, que hace 84 años fue un día trágico para nuestra patria sinense (la nombramos así para eludir los potentes medios de rastreo de nuestro gobierno), pero hoy glorioso para toda la Familia Salesiana, día de la muerte de los Protomártires salesianos San Luis Versiglia, obispo, y San Calixto Caravario, sacerdote.
Los Salesianos estamos en nuestra patria sinense, como en la grande India, desde hace 108 años, desde 1906, cuando el Beato Miguel Rua envió, precisamente a Macao, a los 6 primeros salesianos (3 salesianos sacerdotes y 3 salesianos coadjutores) a cuyo frente estaba, joven de 33 años, Don Luis Versiglia, desde hacía 10 director y maestro de novicios en Genzano, Roma. Pero los Salesianos habían sido precedidos en la patria sinense por María Auxiliadora que, el 24 de mayo de 1868 (dos semanas antes de la consagración de la iglesia de María Auxiliadora en Valdocco) contó con el primer santuario dedicado a Ella en la colina de Zosé (Sheshan) cercana a Shanghai.
Los Salesianos habían sido también precedidos en la patria sinense, primero por el pensamiento y después por los sueños de Don Bosco. En los tres meses del año 1974, en sus cartas nombra hasta cinco veces a Hong Kong y a la misión de nuestra gran madre patria. El 5 de enero escribe a don Rua diciendo: “Hoy a las dos de la tarde, acompañado por don Berto, he sido recibido en audiencia por el Santo Padre, que se entretuvo gustosamente hablando de la Congregación de S. Francisco de Sales, de los socios que la forman, de los sacerdotes, de los clérigos, de los estudiantes, de los artesanos, de Hong Kong y de muchas cosas más”. El 11 de enero, en carta a don Rua, dice: “Di a don Savio que trate de hacerse santo para ir a santificar a los de Hong Kong”. El 12 de marzo en una súplica al Papa Pío IX dice: “Beatísimo Padre, el sac. Juan Bosco, Superior de la Congregación de S. Francisco de Sales, postrado a los pies de V. B. expone humildemente que pueden considerarse como concluidas las diligencias para abrir 1. Una casa para los niños católicos pobres de la escuela de Hong Congh [sic] en la [...]”. Finalmente, el 18 de marzo escribe a la Comisión de Cardenales encargada de la aprobación de las Constituciones salesianas exponiendo (cito) “Algunos pensamientos que mueven al sac. Juan Bosco a suplicar humildemente la aprobación definitiva de las Constituciones de la Sociedad Salesiana”. En total expone 9 puntos. El quinto dice así: “El número de los Socios que es de 330, y de los muchachos a ellos confiados (unos 700); las negociaciones, ya casi ultimadas para abrir casas en América, en África, y en la [...] hacen necesaria una norma que excluya la incertidumbre en que tendrían que vivir los Socios ante el temor de eventuales modificaciones de la misma”. Ante estos pensamientos no hay que maravillarse de que repetidamente en sus sueños misioneros vea la patria sinense. Don Bosco nos transmite un resumen de estos sueños, en la antepenúltima página de su nota-Testamento, cuando escribe: “a su tiempo se establecerán nuestras misiones en la [...] y precisamente en Pequín. No se olvide que nosotros estamos destinados a los niños pobres y abandonados. Allí, entre pueblos desconocidos y desconocedores del verdadero Dios se verán maravillas no imaginadas hasta ahora pero que Dios omnipotente las manifestará al mundo entero”.
Profecía pascual esta, que promete maravillas fruto de sudor y de sangre. Don Versiglia hablaba de un doble cáliz visto por Don Bosco en sus sueños sobre China: un cáliz lleno de sudor y otro lleno de sangre. En los cien años de historia de la China salesiana, otros 10 hermanos han regado con su sangre la viña del Señor en la patria sinense: 5 hermanos nativos han muerto en la cárcel por la fe ( nombro solo a tres de ellos: el sacerdote Luis Ye Shun Tian, el clérigo Pedro Ye Ming Ren, el coadjutor Jerónimo Yip Kat Kwong) y 5 hermanos misioneros han perdido la vida sirviendo con mucho riesgo a su gente. Como la sangre de los mucho más numerosos mártires españoles y polacos, la sangre de los 12 hermanos mártires de la patria sinense, produce nuevos Salesianos, no solo en la patria, sino en todo el mundo. “¡Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto!” (Jn 12:24).
Desde 1949 la patria sinense se divide en “patria no-tan-libre”, “patria libre” y “diáspora sinense”. La patria libre se refiere a Hong Kong, Macao y Taiwan. Por desgracia, esta patria libre es solo el 2 % de la patria “no-tan-libre”, mientras la diáspora sinense cuenta al menos con 100 millones (25 millones solamente en África). Desde siempre, con un acto de esperanza, nuestro Directorio Inspectorial incluye cada año un doble sección titulada: “Diócesis temporalmente cerrada” (la de Shiuchow) y “Casas y Escuelas temporalmente cerradas”, en número de 9. La última de estas se cerró hace 60 años, en 1954 en la capital de la patria sinense, con el arresto del primer Director chino, Don Pablo Fong Ting Chung, que ha pagado su fidelidad al Papa y a Don Bosco con 37 años de cárcel. Gracias a Dios, don Pablo vive todavía. Su ejemplar vida salesiana en nuestra Salesian Missionary House de Shau Kei Wan en Hong Kong es para todos nosotros un gran signo de esperanza y confianza en Dios. El buen Dios se ha servido de la clausura de todas nuestras obras en la patria sinense y la consiguiente diáspora de misioneros, para difundir el Evangelio y el carisma de Don Bosco en Hong Kong, Macao, Taiwan, Vietnam y Filipinas. De estos misioneros dispersos, dos son nuevos Siervos de Dios: el Siervo de Dios Don Andrej Majcen, el Don Bosco del Vietnam salesiano, y el Don Bosco de la patria salesiana sinense y filipina, “el hombre que tuvo tres patrias”, el Siervo de Dios Don Carlo Braga, Inspector salesiano en la patria sinense durante 22 años (los más trágicos), y durante 6 años el primer Superior de Filipinas salesiana.
En 1987 el profético viaje del Rector Mayor Don Egidio Viganò ha sembrado la semilla de la pastoral educativa en la actual no-tan libre patria sinense. Paradójicamente, han sido nuestros hermanos y hermanas con la enfermedad de Hansen, y entonces curados por el nonagenario (99 años) Don Gaetano Nicosia, quienes nos han abierto las puertas. La patria sinense libre volvió entonces a pedir al Rector Mayor el envío de nuevos misioneros. Desde entonces han llegado unos treinta jóvenes misioneros. Por su parte, el Rector Mayor Don Juan Vecchi, ya gravemente enfermo en la enfermería de la UPS, en 2001, nos advertía: “Vosotros, los de la patria sinense libre, estad atentos para no vender por un plato de lentejas el derecho de primogenitura que la Sociedad Salesiana tiene sobre la patria sinense no-tan-libre”.
Finalmente, nuestro amadísimo Rector Mayor Don Pascual Chávez, sin mirar atrás, ha empuñado la mancera del arado evangélico y en 2005, en la histórica “Visita de conjunto” de Hua Hin, Thailandia, ha lanzado su proyecto educativo pastoral en favor de los jóvenes pobres y abandonados de la patria sinense. La llegada de misioneros se ha intensificado y ahora tenemos unos 30 jóvenes hermanos en formación inicial, cosa que no se veía en la Inspectoría desde hace al menos 30 años. Se reparten más o menos por igual entre jóvenes Salesianos de la patria sinense libre, jóvenes Salesianos de la patria sinense no-tan-libre y jóvenes Salesianos misioneros. Además de la atención a los enfermos con la enfermedad de Hansen, han germinado tímidas presencias educativas pastorales en la patria sinense no-tan-libre y, gracias a Dios, se están desarrollando.
Damos infinitas gracias al Señor, a la Iglesia y a la Congregación que han hecho posible este renacer. Gracias especiales a todas las Inspectorías que han enviado misioneros. Particularmente a Vietnam que ha enviado 10 (la centésima parte de los misioneros salesiano vietnamitas en el mundo) Termino pidiendo a todas las Inspectorías que se preocupen de la missio patriae sinensis, regada por la sangre de nuestros protomártires San Luis Versiglia y San Calixto Caravario cuya fiesta celebramos hoy, rezando y animando a los jóvenes Salesianos a que se ofrezcan como misioneros no solo en la patria sinense no-tan-libre, sino también en la patria sinense libre y en la diáspora sinense en el mundo. En efecto, en Hong Kong, Macao, Taiwan y en todas las naciones de la diáspora china, no obstante las en aumento vocaciones locales (que esperamos sean de la talla de Don Luis Ye, de Pietro Ye, y de Jerónimo Yip), tenemos todavía urgente necesidad de personal salesiano misionero de la talla de Versiglia, Caravario, Majcen y Braga. ¡Gracias! ¡Y buenas noches!