Buonanotte Ispettori MEG e SUO
“Pastorale nella frontiera tra Stati Uniti e Messico
Roma, 20 marzo 2014
Existen lugares que por razones muy diversas llegan a concentrar grandes canales de flujo humano, un lugar muy acentuado en el presente, es la grande frontera entre México y Estados Unidos. La frontera entre Estados Unidos y México se extiende en un territorio de 3, 200 kilómetros de este a oeste. Es la frontera con el mayor número personas y estrategias de vigilancia por parte de Estados Unidos, y uno de los cruces legales e ilegales más grande en el mundo.
El cruce hacia o desde Estados Unidos se realiza a través de 23 localidades, ocho de las cuales concentran 94 por ciento de los flujos que transitan en las dos direcciones. Estas localidades se pueden distinguir, en tres categorías: ciudades fronterizas con mayor tradición (Tijuana-San Diego, Cd. Juárez- El Paso y Matamoros-Brownsville ), ciudades fronterizas intermedias (Mexicali- Calexico, Piedras Negras-Eagle Pass, Nuevo Laredo-Laredo y Nogales) y los nuevos espacios fronterizos (Altar en Sonora, Ciudad Acuña-Del Río y Reynosa- Mc Allen). Los Salesianos de MEG tenemos 7 comunidades a lo largo de la frontera y los Salesianos de SUO tenemos 1 comunidad en ciudad fronteriza y varias comunidades en la cercanía con California.
Durante las últimas tres décadas en el territorio fronterizo de ambos países, se han vivido importantes transformaciones en su dinámica social, afectando considerablemente los procesos migratorios; han ocurrido fuertes cambios en su volumen, en la dirección de los flujos y, con el tiempo, han generado nuevas modalidades de migraciones. Se captan cuatro flujos migratorios, de acuerdo con la dirección de su movimiento: 1) los migrantes que llegan a las ciudades fronterizas de regreso al país, después de trabajar en Norteamérica, 2) los mexicanos “indocumentados” que son aprehendidos en Estados Unidos y devueltos al país, por agentes de la “patrulla fronteriza”, 3) los residentes de otras partes del país que estuvieron temporalmente en las ciudades fronterizas trabajando o buscando trabajo y que inician su viaje de retorno a sus lugares de origen (procedentes de la Frontera Norte) y 4) los habitantes de otras zonas del país que llegan a las ciudades fronterizas del norte con la intención de trabajar en ellas mismas o de cruzar a Estados Unidos con propósitos laborales (procedentes del Sur).
Las generaciones jóvenes en la actualidad nacieron en un contexto fronterizo amurallado, es la realidad que conocen porque es lo que les toca ver y percibir. Para la juventud que transita por las ciudades fronterizas o bien que escucha sobre ellas, tiene en sí un imaginario social fruto de las realidades contemporáneas más recientes, a saber: una conformación de políticas migratorias endurecidas provocados por un esfuerzo de los estadounidenses y sus representantes electos para recuperar una sensación de seguridad, sobre todo tras los eventos lamentables del 11 de septiembre del 2001, una situación de estigmatización de la frontera México-Estados Unidos como una oportunidad para los mexicanos y un peligro para los estadounidenses; una zona de tránsito ilegal sea de drogas, sea de armas, sea de personas y de dinero.
Para los que son considerados jóvenes en nuestro tiempo, es decir aquellos nacidos entre la segunda mitad de los años ochenta, los espacios fronterizos entre México y Estados Unidos son vividos y percibidos como arenas de tensión internacional, exacerbada en gran medida por tendencias sociales y políticas en ambas naciones. Zonas de sospecha, de conflicto, de flujo y a la vez de impedimentos. Si bien las relaciones fronterizas no siempre han sido tan conflictivas, ni las tensiones actuales continuarán indefinidamente en el futuro, para las juventudes de hoy la demarcación México-Estados Unidos y su emblemático muro es un asunto incómodo.
La oferta educativo pastoral de los salesianos de SUO y MEG, distribuidos en la frontera MEXICO- USA, se concentra de forma intencionada en territorios populares, zonas marginadas y zonas estratégicas de movilidad humana. Ofrecemos de manera sistemática programas educativos, asistenciales y evangelizadores. Contamos con 13 oratorios, 6 parroquias (una de ellas en territorio de USA) un colegio y un desayunador con programas educativo y asistenciales para migrantes, deportados e indigentes. Tenemos una presencia significativa para los niños y jóvenes, con alternativas en el uso del tiempo libre, con propuestas de recuperación e incorporación escolar, con promoción de expresiones culturales que rescatan el origen muticultural de las sociedades fronterizas. Frente a la dinámica de inseguridad social que se ha desatado en los últimos años, nos esforzamos en nuestras propuestas de educación para la paz, prevención de adicciones, prevención de la incorporación a la delincuencia organizada, asi como la presencia fraterna, llena de caridad cristiana para con quienes han sido víctimas de violencia. El testimonio de nuestra vida religiosa también es un aporte importante en nuestras ciudades fronterizas, donde vivir y favorecer el encuentro con Jesús, la profundización de la fe, sus diferentes expresiones y la interioridad espiritual, se convierte en una esfuerzo constante.
Desde el inicio de la presencia de los salesianos en la frontera norte de México, contamos con el apoyo y la presencia de voluntarios de las comunidades de California y de Texas, con visitas temporales (en programas de trabajo de verano, de navidad o semana santa) o con voluntarios de mayor estadía. Las dos inspectorías hemos tenido la oportunidad de reflexionar e intercambiar nuestras opiniones, hemos recibido con mayor sistematicidad ya no solo voluntarios sino también salesianos en formación. Algunos jóvenes del MJS de MEG, han colaborado y participado apoyando experiencias, con el MJS de SUO.
Después de la visita de conjunto celebrada en el Salvador en el 2011, el tema de la propuesta educativo pastoral en la frontera, ha sido objeto de reflexión, estudio y proyección al futuro en comunión las inspectorías de MEG y SUO. Los planes y proyectos de colaboración han discutido hasta la posibilidad de alguna comunidad internacional. Tenemos el reto de integrarnos más no sólo como sdb, sino impulsando también la sinergia de la Familia Salesiana y de los seglares. Los temas de la Nueva Evangelización, de educación, promoción humana, educación para la paz, para la familia y los derechos humanos, son temas que abren perspectivas de colaboración; y como hijos de Don Bosco soñador, nos hace pensar optimistamente en el impacto social y mejores condiciones de vida para todos, especialmente para los jóvenes de ambos países, permitiéndoles experimentar esperanza en un futuro más fraterno, más justo, más humano, con el que participamos en la construcción del Reino anunciado por Jesús en el Evangelio.