Venerable: el 23 de octubre de 2006.
Margherita Occhiena nació el 1 de abril de 1788 en Capriglio, en la provincia de Asti, sexta de diez hijos. El mismo día es bautizada en la iglesia parroquial. Sus padres son campesinos con sinceros sentimientos cristianos. Desde temprana edad, Margherita es una gran trabajadora. Los tiempos y los compromisos no le dan la oportunidad de estudiar, pero su amor por la oración la enriquece con la sabiduría que no se encuentra en los libros.
En 1812 se casó con francesco bosco. Francesco tiene 27 años, es viudo, tiene un hijo de tres años, Antonio, y una madre enferma y dependiente. Al año siguiente nació Giuseppe y en 1815 Giovanni (el futuro Don Bosco). Juntos se mudan al Becchi, una aldea de Castelnuovo d’Asti. En 1817, Francesco murió de neumonía.
Margherita, de veintinueve años, se encuentra frente a la administración de la familia en un momento de gran hambre, asistiendo a la madre de Francesco, Antonio, y al pequeño Giuseppe y Giovanni. Margherita era una mujer de gran fe. Dios siempre estaba encima de todos sus pensamientos y siempre en sus labios.
El amor del Señor fue tan intenso que formó un corazón de madre en ella. Educadora inteligente, pudo combinar la paternidad y la maternidad, la dulzura y la firmeza, la vigilancia y la confianza, la familiaridad y el diálogo, educando a sus hijos con amor desinteresado, paciente y exigente. Atenta a su experiencia, confió en los medios humanos y en la ayuda divina. Tres niños con un temperamento muy diferente crecen con los mismos criterios pero con diferentes métodos. Les enseña el catecismo y los prepara para acercarse a la primera comunión.
Al escuchar el sueño de Giovannino de nueve años, él es el único que puede leerlo a la luz del Señor: "Quién sabe si no debes convertirte en sacerdote". Le permite quedarse con chicos no deseados, porque se comportan mejor con él. La hostilidad de Antonio hacia los estudios de Giovanni la obligó a retirar a su hijo menor para estudiarlo. Lo acompañará a la ordenación sacerdotal. Ese día pronunciará algunas palabras que permanecerán en el corazón de Don Bosco a lo largo de su vida.
Cuando en 1846 Don Bosco se enfermó gravemente, Margherita fue a ayudarlo, descubriendo lo que hacía por el joven abandonado. A la solicitud de seguirlo, él responde: "Si crees que esta es la voluntad del Señor, estoy listo para venir". La presencia de Mamma Margherita transforma la oratoria en una familia. Durante diez años su vida se fusionó con la de su hijo y con los inicios del trabajo salesiano: fue el primer y más importante compañero de trabajo de Don Bosco; se convierte en el elemento materno del sistema preventivo; Es, sin saberlo, un "confusor" de la Familia Salesiana.
Murió en Turín, afectado por una neumonía, el 25 de noviembre de 1856, a la edad de 68 años. Muchos niños la acompañan al cementerio, que la lloran como se lamenta una madre. Generaciones de salesianos la llamaron y la llamaron "Mamma Margaret".