"Ahora he entendido verdaderamente que una de las virtudes más importantes para construir la comunidad es tener en la mente el valor del vecino y abrir el corazón a las necesidades de los otros antes que a las propias, a pesar de que nos sintamos muy agobiados por el trabajo y fatigados por diversas dificultades". Es la afirmación de Seongdo, un muchacho de 17 años que ha participado en el "Projet San José".

Projet San José

KSIY (Korea Supporters For International Youth) ha organizado la 16ª edición del voluntariado internacional durante esta última etapa del verano (25 de julio - 8 de agosto) en San José, zona norte a 4 horas de distancia de Manila, capital de Filipinas.El objetivo principal de este proyecto era construir un comedor en el DBTC (Don Bosco Training Center) frecuentado por cerca de 100 muchachos para aprender los oficios de la agricultura y soldadura.

Domingo, 25 de julio de 2009, tras diversos meses de preparación y para recoger fondos, 39 muchachos/as (estudiantes de los liceos o universitarios, de 15 a 26 años) y tres animadores salesianos Don Hong Isidoro, delegado de misiones de la inspectoría, Señor Park Bosco, promotor del proyecto, y el diácono Wei Felix, asistente), de la Province de Corea, han partido del aeropuerto de Inchon para emprender dos semanas de trabajo y compartir la vida. Con ellos había también un grupo de médicos que han prestado su servicio a la gente en los alrededores de la obra salesiana de Tondo.

Los jóvenes voluntarios de se han empeñado a fondo durante dos semanos insertándose en las diversas fases de la construcción del refectorio, endurecer los cimientos, excavar con la pala, trabajar con el hierro, miniado. Ninguna de ellos, por supuesto, tenía ninguna experiencia al respecto, sabían sólo bromear, jugar con el móvil, o, como mucho, estudiar un poco como todos los demás jóvenes de hoy.

Gran amor en la pequeña participación

No sólo la fatiga del trabajo, sino también el clima, la comida, las camas y servicios, el alejamiento de la familia y de los amigos, es decir, la cultura etc..., todo era extraño para ellos. Lo que, sobre todo, les fue más difícil fue crear comunidad, moverse juntos según un horario, trabajar en grupo, planificar el trabajo juntos discutiendo y participando las ideas y aportaciones. Nada de eso les era fácil.

Los voluntarios se reunieron por primera vez en el pasado mes de mayo para preparar la partida, luego alguna que otra vez, antes de marchar a Filipinas. Han venido de diversas partes de Corea con edades diversas, y por tanto, no había entre ellos muchas cosas en común. Ciertamente la mayoría de ellos ha crecido en familias donde había un solo hijo y, por tanto, sus necesidades estaban ya ampliamente cubiertas.

Con esta experiencia nada fácil los jóvenes cambian mucho, captan una visión de la vida totalmente diferente y mucho más amplia que la anterior. El crecimiento, la maduración la notan sobre todo los padres que habían apoyado y enviado a sus hijos al voluntariado. Por eso lel número de los candidatos al voluntariado aumenta cada vez más. Los nuevos proyectos se formulan dos veces al año, utilizando las vacaciones de verano e invierno de KSIY. Y con un poco de propaganda a cada proyecto llegan centenares de peticiones, a pesar de que cada uno debe pagarse los gastos del viaje, alojamiento, comida, llegando el total del proyecto a los (10.000 $ US )con lo que corresponde dos mil dólares por cabeza.

"Estamos verdaderamente agradecidos a los amigos coreanos que se han sacrificado para ayudarnos en este Projet. Muchos de ellos me han manifestado la alegría de darse a los otros, el amor del Señor. Además nuestros muchachos del DBTC han podido experimentar una experiencia que nunca podrán olvidar. Pienso que así lo ha querido Don Bosco, que nos enriquezcamos unos a otros", ha dicho Don Fernando Urbano, director del DBTC.