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EL SISTEMA PREVENTIVO EN EL TIEMPO DE LA GLOBALIZACIÓN El rostro humano de la globalización

DISCORSI E MESSAGGI - PASCUAL CHÁVEZ


�EREDI E TRASMETTITORI DE UNO SPIRITO�
El Sistema Preventivo en el tiempo de la Globalizaci�n
El rostro humano de la globalizaci�n

Queridos/as Participantes al Encuentro Regional de Marginaci�n sobre �La Atenci�n a J�venes en situaci�n de alto riesgo�:
Agradezco la invitaci�n que me han hecho los organizadores para enviar un saludo � mensaje. Lo hago con grande alegr�a Ante la imposibilidad de asistir personalmente al encuentro, como hubiera sido mi deseo, pues el ambiente de marginaci�n es uno de los sectores que m�s se han desarrollado durante este sexenio en la Regi�n, y es ciertamente el de m�s actualidad y de carga prof�tica en estos tiempos de globalizaci�n.
La Globalizaci�n como �hecho humano�

Sin negar que se trata de un �hecho humano�, como lo ha definido Juan Pablo II�, y que como tal no es ni bueno ni malo, puesto que su bondad o su maldad dependen de la finalidad a cuyo servicio se pone, lo cierto es que la globalizaci�n est� produciendo una acumulaci�n de riqueza en algunos pocos (paises, grupos sociales, individuos) a costa de un empobrecimiento creciente de las mayor�as.

Para ilustrarlo bastar�a pensar en la escalofriante, escandalosa e inhumana diferencia entre el hombre m�s rico del mundo (Mr. Bill Gates, con una fortuna personal de cerca de 60,000 millones de d�lares) y la persona m�s pobre del planeta, esa que no tiene absolutamente nada para vivir. Se quisi�ramos encontrar un icono para visualizar esta escena podr�amos acudir a la �Par�bola del Rico Epul�n y el Pobre L�zaro� (Lc. 16, 19-31).

Por supuesto este cuadro alcanza dimensiones dram�ticas cuando comparamos los paises m�s ricos, llenos de todos los bienes de la globalizaci�n (las nuevas tecnolog�as inform�ticas y telem�ticas, la new economy, la interpenetraci�n de las culturas, y la as� llamada �sociedad de la informaci�n), con paises que viven en estado de lucha por la sobrevivencia, all� donde se acumulan todas las secuelas de la pobreza.

Podemos afirmar con toda raz�n que lo que se ha obtenido con este modelo social es la globalizaci�n de la pobreza.

Neoliberalismo o el Rostro In-Humano de la Globalizaci�n

Es cierto que el mal de la globalizaci�n se atribuye a su maridaje con el neoliberalismo, una forma de capitalismo salvaje, que la est� convirtiendo en una versi�n refinada de colonialismo [1] , por el que las naciones poderosas llevadas por el af�n de lucro, a trav�s del libre mercado, se aprovechan de las naciones d�biles haci�ndolas cada vez m�s pobres y dependientes.

Estamos pues ante una globalizaci�n en el que la dimensi�n econ�mica ha acabado por absorber la dimensi�n cultural, �tica, antropol�gica, y pol�tica, aquellas que representar�an la cara buena de la globalizaci�n.

Hoy por hoy la cara de la globalizaci�n es inhumana e injusta por la sencilla raz�n de que des-humaniza, privando a millones de gente a la p�rdida de su dignidad humana al privarlos de las condiciones que les har�an tener una vida humana digna.

Como todo tipo de injusticia, la gobalizaci�n da�a a todos: a los que la gobiernan porque los hace in-humanos (no-humanos), a los que la sufren porque los des-humaniza.

Me viene a la mente el texto de Isa�as en que describe la pasi�n del Siervo de Yahv�: �Como muchos se espantaron de �l, porque desfigurado no parec�a hombre ni ten�a aspecto humano� (Is 52, 14). Ojal� que, como en el c�ntico del Profeta, este siervo se convierta en medio de salvaci�n.

Las protestas de organizaciones que luchan contra la globalizaci�n, consideradas ya por los soci�logos como el? primer gran movimiento de contestaci�n del siglo XXI [2] , dejan ver que la pobreza tiene sus l�mites y puede revertirse contra quienes la han provocado o exacerbado o permanecido indiferentes e inactivos ante ella. [3]

Nada extra�o que ante estas reacciones se empieze a hablar ahora del �rostro humano de la globalizaci�n�, convencidos no s�lo de que por ahora no tenemos un sistema mejor sino, sobre todo, de que las protestas, violentas o no, no resuelven nada y que, por consiguiente, hay que buscar alternativas. Como afirma el ExPresidente de la Comisi�n Europea, Jacques Delors: �Rebelarse contra el actual desequilibrio internacional es un derecho sacrosanto. Pero rompiendo escaparates no se construye una alternativa. Es tiempo de propuestas�. [4]

Esto es lo que quiere hacer un encuentro como el nuestro y para ello nos puede resultar sugerente la Doctrina Social de la Iglesia que el Papa ha asumido en sus orientaciones al respecto.

Hacia el Rostro Humano de la Globalizaci�n

Precisamente porque la globalizaci�n es un hecho humano queda sometido a los principios de la moral personal y social a fin de legitimarse, de acuerdo aquella afirmaci�n �que ning�n regimen que no proporciona a los seres humanos ninguna raz�n humana para cuidarse entre s� no puede preservar por mucho tiempo su legitimidad�. [5]

El Santo Padre, partiendo de la Doctrina Social de la Iglesia, ha insistido en tres principios fundamentales:

1.                Globalizaci�n de los Derechos Humanos

Es evidente que el primer principio que debe regir la globalizaci�n, para que deje de ser un fin en si mismo al que se sacrifican � a la manera de un dios moloch � las personas y se convierta en un medio que favorezca la humanizaci�n del mundo �es el valor inalienable de la persona humana, fuente de todos los derechos y de todo orden social�. [6]

Esto significa tomar en serio los derechos de los m�s d�biles de la sociedad y promover una aut�ntica cultura de la vida ante esta anti-cultura de la muerte que est� imperando.

A la globalizaci�n de la economia debe corresponder la globalizaci�n de los derechos humanos.

2.                Globalizaci�n de la Solidaridad

El principio arriba enunciado nos lleva necesariamente a contraponer la globalizaci�n de la pobreza que est� gener�ndose con la globalizaci�n de la solidaridad.

Esto significa la preferencia por los excluidos, por los m�s pobres, por los que no tienen voz y no �cuentan� m�s que como estad�stica para medir el n�mero de excedentes que no puede integrar el actual (des)orden econ�mico.

No se puede permanecer indiferente ante el empobrecimiento de continentes, paises, suburbios.

A la globalizaci�n de la pobreza debe corresponder la globalizaci�n de la solidaridad.

3.                Globalizaci�n de la Subsidiariedad

En fin, en un mundo que se transforma cada vez m�s, al menos en cierto sentido, en una aldea global, con su tendencia a homogeneizar culturas y borrar la diversidad, es un imperativo a no hacer de la globalizaci�n �una nueva versi�n del colonialismo�.

Todo proceso de integraci�n, como el que favorece la globalizaci�n, ser� realmente ben�fico cuando se supere el monocentrismo cultural y econ�mico y se cultive el policentrismo cultural y la distribuci�n de la riqueza.

A la globalizaci�n del Centro de poder y de decisiones corresponde la globalizaci�n de la subsidiariedad.

En base a estos principios, podemos crear alternativas que hagan m�s humano el rostro de la globalizaci�n.

Es indudable que, a nivel mundial, se deben hacer reformas estructurales y

escribir un nuevo derecho internacional. Es indudable, con todo, que los grandes problemas macroc�smicos se van resolviendo en el microcosmos de nuestra vida y de nuestras obras educativo-pastorales. Es all� donde deben comenzar a gestarse y crecer las propuestas alternativas.

La Experiencia de Don Bosco y el Sistema Preventivo

Los Salesianos tenemos en la historia de la Congregaci�n y en el Sistema Preventivo una grande riqueza que podemos y debemos capitalizar para ir dando rostro humano a la globalizaci�n.

La respuesta de Don Bosco a la Revoluci�n Industrial, de fines del siglo XIX, no consisti� en un debate acad�mico sino en su fantas�a pastoral para salir a las calles, acoger a los chicos y j�venes que ven�an del campo y quedaban expuestos a la explotaci�n, hacer contratos con los patronos que aseguraran los derechos de estos muchachos, y, sobre todo, ofrecerles una experiencia educativa que los habilitara para triunfar en la vida.

Siguiendo este ejemplo luminoso, hoy son cientos los Salesianos, Miembros de la Familia Salesiana, Educadores, Pedagogos, Psicologos, Voluntarios que trabajan a favor de los ni�os obreros, de los adolescentes soldados, de los ni�os utilizados en el turismo sexual, de los chicos de la calle. Una vez m�s, no son los muchos discursos ni las protestas � aun conservando su valor � la mejor respuesta a la problem�tica social.

La genialidad del Sistema Preventivo est� vinculada, en primer lugar, a la exp?eriencia espiritual y educativa de Don Bosco. En efecto, �ste tuvo como opci�n fundamental la educaci�n de la juventud pobre, abandonada y en peligro.

Quiz� el elemento m�s innovador consiste en la centralidad del joven y en el esfuerzo por evitar que caiga en experiencias negativas que puedan poner en peligro su salud, su vida, su realizaci�n como persona humana, su felicidad eterna, y por hacer que pueda desarrollar todas sus dimensiones hasta lograr la plenitud y su felicidad en Cristo.

Por eso Don Bosco no se preocupaba tanto por la regeneraci�n social de los muchachos cuanto por su educaci�n buscando tocar los recursos interiores y suscitar energ�as de bien en cada joven, incluso los m�s fr�giles.

Aplicar el Sistema Preventivo en el tiempo de la Globalizaci�n significa reafirmar la opci�n, m�s que nunca actual, a favor de los j�venes m�s pobres, abandonados y en situaci�n de riesgo, que por desgracia se multiplican cada d�a como consecuencia del modelo social imperante.

Implica adem�s crear un estilo de relaciones � eso que Don Bosco llamaba �amorevolezza� �� entre el educador y el educando caracterizado por la bondad y el esp�ritu de familia, al tiempo que se propone un sistema de valores que permitan al joven adquirir los elementos necesarios para construir su futuro.

Todo es una concreci�n del Sistema Preventivo que, por naturaleza, es una experiencia de solidaridad, dirigida a formar � con palabras de Don Bosco � �honrados ciudadanos y buenos cristianos�, esto es, personas activas y responsables, conscientes de su dignidad, capaces de abrir a Dios por la fe y al compromiso por el Reino a favor de los dem�s.

Nuestras diferentes experiencias de obras de marginaci�n en la Regi�n tienen valor como �signo� de una propuesta alternativa y ayudar�n realmente a darle rostro humano a la globalizaci�n si somos capaces de crear hombres sol?idarios y de tejer una red de solidaridad.

������������������������������������������������������������������� Pascual Ch�vez Villanueva, SDB
Roma � Julio 2001


[1] Ha sido el mismo Juan Pablo II� quien ha llamado la atenci�n sobre este peligro: �La globalizaci�n no debe ser una nueva versi�n del colonialismo� (Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, 27 de Abril de 2001).

[2] Es un movimiento que tiene ya si no nombre s� etiqueta, pues ha sido bautizado como �el Pueblo Seattle� aludiendo a la grande manifestaci�n de protesta realizada en esa ciudad contra la globalizaci�n en una reuni�n del FMI. Esas protestas se han continuado en Davos en la reuni�n de la Organizaci�n Mundial del Comercio, en Barcelona en la frustrada reuni�n del Banco Mundial, en G�nova en la reuni�n del Grupo de los Ocho pa�ses m�s ricos del mundo.

[3] Un personaje tan poco sospechoso como el antiguo Presidente del Fondo Monetario Internacional, Michel de Camdessus, declar�: �la pobreza puede hacer saltar todo el sistema�.

[4] Semana Internacional, 9 de Junio de 2001.

[5] Richard STENNET, citado por Alejandro Llano en �La otra cara de la globalizaci�n� (El Pa�s, 27 de Junio de 2001).

[6] Juan Pablo II, quien a�ade: �El ser humano debe ser siempre fin y nunca medio, un sujeto y no un objeto, y tampoco un producto comercial�, en su Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, 27 de Abril de 2001.